Me despertó el choque. Al menos ése es mi primer recuerdo. Yo no sufría de narcolepsia y jamás había perdido el conocimiento ni me había dormido mientras conducía, pero el caso es que el airbag saltó y yo me encontré encajado en el automóvil que me precedía, un pequeño Laser Power del 86; uno de esos prototipos propulsados con torio que dejaron de fabricarse hace décadas. La emisora siseaba un monótono vacío radiofónico y el navegador parpadeaba en busca de señal. Abrí la portezuela, todavía aturdido, y salí al exterior. El tremendo calor sofocante casi me obliga a volver a la comodidad de mi climatizado habitáculo, pero una imagen insólita me detuvo. La calzada, hasta donde me alcanzaba la vista, era una caravana interminable de vehículos detenidos, aunque ninguno de ellos parecía tener ocupantes. Puse la mano a modo de visera intentando evitar el sol ardiente y observé el extraño paisaje urbano que me rodeaba.
Nadie caminaba por las aceras, ni entraba o salía de los locales comerciales; carritos de la compra, cochecitos de bebé, bolsos, maletines y todo tipo de pertenencias se esparcían por doquier; vasos de café medio llenos y croissants mordisqueados salpicaban, abandonados, las mesas de las terrazas; remolinos de papeles y prendas ligeras de vestir se amontonaban en los rincones, arrastradas por un viento abrasador; dos autobuses, sin conductor ni pasajeros, habían chocado bloqueando un cruce; un vehículo destinado a la recogida de residuos mantenía uno de los contenedores basculando en el aire, a medio camino entre el suelo y su cuba recolectora, como si la mano que accionaba el mecanismo elevador hubiese sido abruptamente cercenada por una cuchilla infernal e invisible.
Comencé a caminar confuso, frotándome los ojos y sacudiendo la cabeza en un intento de despejar mi mente. Una poderosa sensación de angustia se apoderó de mí. Sentí que el oxígeno escapaba de mi sangre y que mis huesos dejaban de sostenerme. Incapaz de asumir una absurda realidad, corrí por las calles desiertas, penetrando en las trastiendas, llamando a las puertas. No comprendía lo que había pasado ni recordaba nada anterior a la colisión. Mi teléfono móvil no tenía cobertura y mostraba una fecha imposible. Recogí alguno de los que hallé por el suelo pero todas las lecturas fueron iguales: quince de agosto de 2106. El viento cálido que silbaba en los callejones parecía ser la única presencia viva, aparte de mí mismo, en aquel sueño estúpido.
Porque aquello tenía que ser un sueño.
Entonces recordé algo. Vino a mi memoria un artículo que leí en el que se daban algunas pautas para despertar de una pesadilla. Se decía que, cuando hablas o gritas en sueños, activas realmente las cuerdas vocales, por lo que una forma de volver al estado de vigilia es intentar hacerlo de forma intencionada, de manera que el ruido mismo o alguien pueda despertarte. Por lo que podía recordar, yo vivía sólo, así que lo único viable era la primera opción. Dejándome llevar por una locura liberadora, grité hasta desgañitarme pidiendo socorro. Con la garganta al rojo vivo y la ropa empapada en sudor, anochecía ya cuando, arrodillado en la calle vacía, lloraba de desesperación sin que nadie, absolutamente nadie, pudiese escucharme.
Cuando el torbellino en que se había convertido mi mente durante esas horas fue cediendo algo de terreno a la razón, pude hacer un precario análisis de la situación. No recordaba nada del pasado reciente ni sabía a qué extraño fenómeno debía el haber llegado a formar parte de aquel mundo inhóspito aunque, si no estaba sumergido en un maldito sueño, las conjeturas podían resultar mucho menos halagüeñas y seguro que más disparatadas, como alguna puerta entre universos paralelos o un viaje en el tiempo. Cualquiera de ellas me llevaba a un callejón sin salida, así que, dejé de pensar en el asunto y procuré adaptarme a la situación.
Pasé mucho tiempo vagando por aquella tierra desolada sin más compañía que mi propia voz, pues en mi largo camino no llegué a encontrar, no ya un humano, sino un sólo ser vivo, fuese animal o vegetal. Mi abastecimiento se encontraba en los supermercados y cogía el vehículo que encontraba para conducir hasta que se agotaba el combustible o hasta que se bloqueaba el camino. Después caminaba hasta encontrar otro vehículo, otra ciudad, otra carretera. Mi objetivo, después de visitar los lugares que resultaban familiares a mi memoria y constatar que se encontraban igual de abandonados que el resto de lo que había visto, no era otro que hallar alguna pista que diese respuesta al menos a una de tantas preguntas que me torturaban. Hasta que un día, de repente, ocurrió de nuevo. Así, sin más.
Me había quedado dormido en el automóvil y, cuando abrí los ojos, me hallaba en un atasco monumental. Había gente vociferando entre los autos y los cláxones no paraban de sonar. Con el corazón brincándome del pecho, puse la radio. La ya prácticamente olvidada voz de un locutor hablaba sobre las pesadillas y cómo despertar. No sabía si creérmelo, pero me sentí tremendamente aliviado y comencé a gritar a pleno pulmón.
Entonces desperté.
Los testigos de alarma estaban iluminados y se había enriquecido la mezcla de oxígeno de la cabina al activarse el protocolo de emergencia. Todavía medio aturdido, accioné los controles para que se abriera la cubierta de plexiglás.
En todos los monitores se leía el mismo mensaje en letras rojas: «Colisión de micrometeroide con escudo protector. Sin daños exteriores reseñables. Desbloqueado estado de hibernación por fallo en el sistema. No es posible reiniciar programación. Activar procedimiento manual.»
Entonces recordé.
Estaba en la nave Quirón. La última nave terrestre. Durante los últimos años en el planeta habíamos hecho un trabajo inconmensurable pero habíamos logrado enviar cinco naves hacia Fénix, el exoplaneta del sistema Vela, el más cercano con posibilidades de albergar vida, con los pocos miles de seres humanos que aún quedaban vivos sobre la tierra. Un viaje de noventa y seis años en enormes módulos de hibernación masiva con una básica tripulación que se turnaba cada diez. Un pequeño grupo de veinte voluntarios, encargados del proyecto «Apagar la luz», seríamos los últimos en marcharnos. Al final, las cosas se complicaron en aquel planeta moribundo y, del grupo de «escobas», sólo yo logré sobrevivir. Ahora, sin embargo, todo había terminado. Una sensación de absoluto terror comenzó a crecer desde lo más profundo de mi mente.
El choque que sentí en aquel viejo Laser Power no fue más que un error, la percepción sensorial de un fallo en el sistema de hibernación que, en lugar de llevarme a la fase Delta, indujo un estado de semiinconsciencia, introduciéndome en una ensoñación que hubiera durado los noventa y seis años previstos de letargo, de no ser por una nueva colisión, esta vez totalmente real.
Como consecuencia del impacto, algunos elementos del viejo sistema quedaron definitivamente inutilizados y, cuando el programa de emergencia procedió a despertarme, quedó anulada toda posibilidad de volver atrás. A más de cuarenta años de viaje del planeta Fénix y con medios de supervivencia tan sólo para seis, la imagen desolada de aquel planeta muerto se me antojó un sueño donde la esperanza, lejos de morir, renacía con cada paso en el polvo.
Mientras escribo estas postreras letras, demasiado lejos de todo, me resigno a ser el último ser vivo que abandonó la Tierra. Pongo rumbo al destino previsto, con la esperanza de que alguien recoja mis restos y honre ese dudoso título a la luz de un nuevo sol.
Muy bueno tu relato, Algo pasaba y me di cuenta que habían pasado los años por la fecha 2106. supe que la tierra no estaba habitada. Que podría vivir en un ovni o una nave por lo menos. Eres bueno , toca todos los géneros. Un abrazo
ResponderEliminarEfectivamente Mamen, la fecha era una pista que hacía pensar en un mundo futuro y muy bien vista la trama. Pensé que podría resultar confusa, así que me alegro un montón de comprobar que se sigue bien la historia. Muchísimas gracias por pasarte y un abrazo enorme
EliminarAmigo, volviendo a blogger y genial volver a leer tus relatos :)
ResponderEliminarMe alegro mucho de verte por aquí, amigo Boris. Supongo que pronto te leeré en alguna publicación, espero que así sea. Me alegro mucho que te haya gustado, ya sabes que me gusta meter un poco de todo, para no aburrir, ja, jaaa
EliminarUn abrazo
El comienzo de tu relato me recordó un relato de Stephen King, por lo inquietante de la situación, conforme iba leyendo mi capacidad de asombro aumentaba. Creo que el argumento daría para una novela muy interesante, porque se me ha hecho muy rápido. La trama consigue la atención del lector que siente la angustia del personaje y pide más detalles. Un saludo, Isidoro.
ResponderEliminarEfectivamente Manoli, en la línea de los relatos de Stephen King iba la cosa. Se trata de un pequeño experimento de terror futurista o historia posapocalíptica, o como queramos llamarle, pero sí, la verdad es que, en la parte en que describo ese mundo devastado me hubiera gustado extenderme más, pero como la idea original era un relato corto sobre la idea de "sueño o realidad, ¿qué puede ser peor?" pues lo dejé así. Me gusta eso que me dices de que se siente la angustia y se piden más detalles. Me alegro que te haya gustado y muchísimas gracias por pasarte y comentar
EliminarUn abrazo
Ayer nada más publicar tu relato vine a leerlo, y me quedé impresionada, tanto que no te dejé mis huellas porque quería volver a leerlo hoy, y es que me gusta saborear lo bueno del arte, como se merece, como te mereces, Isidoro, porque veo que escribes con una calidad que me asombra cada día más, porque tienes una imaginación con una capacidad increíble para trasladar al lector hasta dentro del relato, y hacer que sintamos esa emoción del protagonista, si es que incluso, diría que puedes seguir la historia.
ResponderEliminarTe felicito, Isidoro, eres un gran escritor, cada vez lo vas demostrando con gran calidad en todo lo que escribes y te admiro por ello.
Muchos besos.
Vaya, vaya, María. No sabes cuanto me alegro de haberte dejado sin palabras a ti, con el arte que tienes. El que te hayas leído mi cuento en dos días consecutivos me halaga porque sé lo que vale el tiempo de cada uno. No sé si merezco todos esos elogios que me haces (en cuanto a mi capacidad como escritor), pero como sé que salen de dentro, los acepto encantado y te los agradezco infinitamente. De la imaginación intento hacer mi mundo y con ella viajar incluso al universo más lejano. Sí consigo transportaros al menos durante un rato, me doy por plenamente satisfecho. Es el mayor de los premios.
EliminarMuchos besos para ti también
Buen trabajo Isidoro. Admiro a quienes se saben montar una historia coherente en el registo de Ciencia Ficción (para el que soy una inepta). Me ocurrió que al leer la fecha 2106, leí 15 de agosto de 2016, y eso me despistó un poco (dislexia numérica :)...al margen de mi despiste, una relato bien estructurado, en especial la primera parte en la que se siente la angustia del prota, eso quiere decir que está muy bien contado, porque me olvidé de leer con mirada crítica, sino dejándome llevar por el desconcierto y el miedo del protagonista. Un acierto narrarlo en primera persona, lo haces sujeto directo y el mensaje llega mejor.
ResponderEliminarLe pegas a todos los palos compañero.
Un fuerte abrazo Isidoro.
Desde aquí también te doy las gracias por tus lecturas y comentarios a Lucía. Eres muy generoso compañero. Hasta pronto.
EliminarMuchas gracias por tu tiempo y tus palabras compañera. Primero decirte que es un placer seguir tu novela. Con respecto al texto, bueno... no es uno de los relatos con los que esté más satisfecho, sobre todo en cuanto a la resolución final, a la que di unas cuantas vueltas, pero bueno, ahí queda. Te agradezco mucho tu elogioso comentario y no te preocupes por el despiste de la fecha, estaba hecho con esa intención, je, je. El género de la CiFi me gusta (sobre todo como lector), aunque prefiero llevarlo a un tono más intimista, por decirlo así, como en mi relato Lily Mod, lo que pasa es que, bueno, de vez en cuando me salen estas historias en plan apocalíptico sin que pueda evitarlo, je, je
EliminarGracias por las gracias pero no se merecen, puedes considerarme un admirador tuyo y de tu Lucía
Besos y hasta la próxima
Acabo de leer a vuela ojos tu LilY Mod...¡Grande...qué lo sepas!
EliminarDame un tiempito para comentartelo desde que pueda ¿vale?
Besos y hasta pronto.
Ja ja, tú si que eres grande compañera. No hacía falta que te dieras tanta prisa, eh. Ya sé que el tiempo es un bien preciado y te agradezco muchísimo el que te tomas para leerme y escribirme. Ya sé que tú me dirás lo mismo... Pues, el placer es mutuo, ya lo sabes.
EliminarAhora mismo acabo de ponerte un comentario en la sexta entrega de tu novela
Un beso enorme. Hasta pronto
Me encanta y me maravilla cómo eres capaz de escribir estos relatos con esos toques surrealistas y a la vez impregnarlos de detalles cotidianos, algo que aviva en cada línea estar a la expectativa de acontecimientos...sabes tener al lector en vilo, tratando de averiguar en qué acabará todo. Tienes eso don, creo yo, de un escritor profesional, aunque tú no te lo creas del todo. Me encanta cómo escribes, Isidoro.
ResponderEliminarUn beso bien grande.
Vaya, palabras así hacen que me crea lo que sea. Cuando escribo un relato corto, sea el género que sea, de humor, ciencia ficción, dramático, thriller, siempre hay una característica común: ese suspense que hace que continúes leyendo casi de forma compulsiva hasta el final. Creo que un relato corto debe ser así, rápido, fresco, sorprendente. Aunque claro, sin salirse de madre, con un final lógico a acorde al resto de la historia, nada de trucos de magia sacados de la manga.
EliminarUn comentario como el tuyo es el premio a esa labor. Si te he tenido ahí, pegada a mis letras durante un par de minutos, ensimismada en mi relato, no puedo pedir más. Muchísimas gracias Marián
Un beso enorme para ti también
Genial, Isidoro. Me has despistado complentamente. Primero pensé que se trataba de una pesadilla, luego de alguien que estaba en coma a consecuencia de un accidente y había hecho un viaje astral. Eres muy bueno escribiendo relatos CiFi y acabarás aficionándome a ellos. Un abrazo y felicidades
ResponderEliminarQué bueno verte por aquí de nuevo Ana... Bueno, la verdad es que no he dejado de verte pasar por aquí desde hace mucho (vacaciones o no vacaciones) y eso, para mí, es uno de los mayores privilegios. Me alegro mucho que te haya gustado, más teniendo en cuenta que se trata de un género al que no eres aficionada. Eso sí, haré todo lo posible por meterte el gusanillo con cada uno que escriba. A ver que tal se me da.
EliminarUn beso muy fuerte
Al principio la historia tiene un aire surrealista, el lector se pregunta que se esconderá tras esa escena en la que el protagonista es el único superviviente. El vagar por ese mundo desolado, buscando alimento en los supermercados y desplazándose como puede con los automóviles que encuentra, recuerda a esas películas de zombies en las que a cada momento se espera que aparezca uno de ellos y salte sobre el protagonista. Lo del sueño intriga todavía más al lector, aunque tratándose de ti era evidente que debía esconder algo más. Muy buena la jugada de despertar al astronauta dos veces, la primera en su ensoñación, la segunda en la realidad. Y lo que no imaginaba es que el relato diese ese giro hacia la ciencia ficción futurista. Completamente de acuerdo con los comentarios que señalan que se siente la angustia del protagonista durante toda la narración. Quizás nos hemos quedado con las ganas de saber a qué es debida la destrucción planetaria, aunque es cierto que para el propósito de la historia tampoco es necesario.
ResponderEliminarEn fin Isidoro, que nos brindas otra de tus incursiones en la ciencia ficción, por la que se nota que sientes gran afición (valga la cacofonía) y lo haces de maravilla como nos tienes acostumbrados. Vengo de leerte un relato de humor y como dicen por ahí, tocas todos los palos con maestría.
Un abrazo compañero.
Hola Jorge, me alegro mucho de leerte de nuevo. He tardado un poco en contestar a los últimos comentarios pero es que, si descontamos los días que no puedes ni encender el ordenador, de los que puedes, si lees no escribes y si escribes no lees. En fin, que te voy a contar que tú no sepas, ¿verdad? Muchas gracias por este comentario compañero. La verdad es que hay un contraste bastante fuerte entre la primera parte (mundo postapocalíptico donde, como dices, parece que va a aparecer un zombie en cualquier momento) y la segunda, de estilo totalmente CiFi espacial, a lo Alien, el octavo pasajero, pero se me ocurrió así, como una pesadilla dentro de otra pesadilla, sólo que la segunda, totalmente real, como un mundo desaparecido dos veces, en el futuro de la humanidad y en el sueño de hibernación del astronauta. Quizás no tenía que haber sido ese el camino, pero se me ocurrió así, por eso vuestra opinión es fundamental para mí. Te cuento un secreto: me surgió la inspiración viendo el vídeo de Faded, de Alan Parker. Un vídeo que me causó una extraña sensación, entre angustioso-depresiva y relajante-resignada, je, je. Bueno, y a lo de contar motivos de la destrucción planetaria, coincides conmigo: pensé que esa narración llevaría un tramo de texto que distraería demasiado del verdadero propósito del relato, así que lo obvié.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo
De verdad, amigo Isidoro, que tus relatos son de lo mejor que encuentro en Internet. Junto con un grupo reducido de amigos -aunque no nos hayamos visto nunca no puedo pensar en vosotros de otra forma-, me alegrais el día cada vez que leo una nueva entrada, pues no es sólo lo que contáis en ellas, sino la forma tan cuidada con que lo hacéis, siempre atentos al más mínimo detalle. Pero dejaré ya de echaros flores, que después se os sube a la cabeza y no hay quien os aguante, je, je, je.
ResponderEliminarHe leído en algún comentario que el principio es tipo Stephen King. No soy un gran conocedor de su obra, salvo alguna película o serie basada en ella, pero sí me ha recordado al principio de "28 días después" o de "The walking dead", en el que el protagonista se despierta en un mundo muerto por razones desconocidas. Como conocedor de mi trabajo, sabrás de mi interés por el apocalipsis zombi, y creí hallarme ante él hasta que, maldito sinvergüenza, le diste un giro de 180 grados a la historia y nos llevaste a la nave Quirón y a un relato totalmente distinto, más cerca de Asimov que a King. Y me volví a enganchar, por supuesto. ¿Quién podría resistirse al relato del último hombre del planeta Tierra y al proyecto "Apagar la luz".
En fin, como siempre un placer leer tus historias que siempre me dejan con ganas de más.
Un saludo y hasta la próxima.
Pues muchísimas gracias por las flores, amigo Bruno, porque como tú muy bien dices, aunque no nos conozcamos personalmente (eso es algo que puede arreglarse la próxima vez que me acerque por Sevilla, je, je), tú también entras en ese círculo por lo que a mí respecta, ya lo sabes. Intentaré que no se me suban a la cabeza, aunque no garantizo nada je, je, que soy muy sensible a los elogios. Y también sabes que el placer en leernos es mutuo (no en vano llevamos mucho haciéndolo), y es que coincidimos en muchas cosas que nos hacen apreciar de una manera especial el trabajo del otro. En cuanto al relato, soy consciente de que, el giro entre el terror postapocalíptico y la ciencia ficción más clásica era bastante brusco y por eso intenté dejar más o menos clara desde un principio la idea del sueño y por eso introduje los dos despertares, como una forma de suavizar el salto… No sé, pero viendo que ha gustado, me doy por satisfecho con el resultado. Por cierto, muy buena observación la del "paso de King a Asimov", je, je
EliminarTe gustó lo de "Apagar la luz", eh
Por cierto, yo no soy un gran aficionado al tema pero, aparte del título que comentas y a pesar de las críticas negativas que tuvo, me gustó bastante la película de Brad Pitt, Guerra mundial Z, con una visión original y unas imágenes espectaculares. Lo que más me llamó la atención fue la ausencia de sangre y vísceras, je, je.
Un fuerte abrazo, amigo Bruno
Hola Isidoro, ya de vuelta de ese corto espacio que siempre me parecen las vacaciones y poniéndome al día de las lecturas de todos los compañeros.
ResponderEliminarLeía tu relato y me iba avanzando intentando imaginar qué podía pasarle al protagonista, evidentemente no he acertado, pero sí has conseguido transmitirme ese pesar, esa desolación de esa persona.
Interesante este género de la ciencia ficción que manejas francamente muy bien, tus cuidadas descripciones te llevan con el protagonista y las sientes plenamente reales, me haces sentir como en una película.
Un saludo
Ja, ja, sí que son cortas las vacaciones sí. A mí también me lo parecen. Menos mal que, al volver, tenemos nuestro mundillo bloguero para perdernos un ratito. Muchísimas gracias por tu comentario pues, teniendo en cuenta que la CiFi no es un género que a todo el mundo guste (creo que muchas veces queda como demasiado alejado de la realidad, por mucho que no sea más que un reflejo de la misma), es de agradecer que tenga tan buena acogida entre vosotros, mis apreciados lectores, je, je. El que llegues a sentirte como en una película es lo mejor que puedes decirme, Conxita.
EliminarHasta la próxima compañera, un abrazo
Muy buena historia, no he podido evitar asfixiarme un poquito con el prota en su sueño. ¿Sabes que yo durante años tuve sueños lúcidos casi cada noche? En cambio hablar en ellos no me desperaba, quizá porque no era la intención. A saber... ¡ay que maravilla! ¡Quien pudiera volver a tener esos sueños!
ResponderEliminarY si... ¿y si tu historia es un negro presagio de una historia real? ¿Te lo has planteado ya?
Hola Holden, me alegro de leerte de nuevo, de vuelta de tus espléndidas vacaciones (ya he visto que has escrito una nueva entrada sobre ello que no tardaré en leerme, je, je) Oye, que lástima que no hubieras escrito todos esos sueños en una libretita, como te dicen que tienes que hacer los psicólogos… A lo mejor hubieses tenido material de sobra para muchos blogs, je, jeeee. Claro que, a veces, los sueños, como el del protagonista de mi relato, por muy lúcidos que sean, son un tanto surrealistas. Espero que, como dices, esta situación no sea premonitoria, porque si no, vamos dados… aunque claro, tal como va la cosa, a lo mejor sí que nos quedamos solos, jua, juaaa
EliminarSaludos compañero
Al último siempre le toca apagar la luz, pero éste como que se salvó... ¿o no? Me gusta que el protagonista haya necesitado despertar dos veces para reaccionar, hay quien nunca lo logra sin importar cuántas veces le sea interrumpido el sueño. Mira lo mal que se me da o me la llevo con la ciencia ficción que no he dejado de preguntarme si luego de un viaje de 96 años los únicos sobrevivientes de la Tierra que aterricen en el exoplaneta Fénix no serán todos ancianos. Solo espero que esas tripulaciones no hayan viajado toda su vida no más que para ir a morir en otro planeta. Jajaja, sería demasiado irónico. Aunque peco de pertenecer a la misma especie, por mí bien francamente: los terrestres no deberían tener el chance de acabar con otro rincón del espacio; quién sabe, a lo mejor la Tierra renazca sin ellos (o nosotros, no me excluyo). ¡Buenísimo relato y genial la manera que tienes de abordarlo! ¡Un abrazote!! ;)
ResponderEliminarMe parece que a éste, amiga Fritzy, no le sirvió de mucho despertar dos veces. Como él mismo dice, casi hubiese estado mejor solo en una ensoñación pero con todo el planeta a su disposición, que solo en la realidad, pero en la cárcel de la nave espacial… En fin, como para saber qué es mejor, si el sueño o la realidad. No lo sabemos ni nosotros los que escribimos… Respecto a tu duda sobre si los tripulantes de las naves serán ancianos al llegar al planeta de destino, podría decirte que en el cosmos, el espacio-tiempo es un concepto relativo, je, jeee, Para cuando se desarrolla la acción, ya se han perfeccionado los sistemas de hibernación lo suficiente para que se detenga el proceso de deterioro celular durante el sueño, de forma que, mientras duermen “no les corre el tiempo” De ahí, como se explica en el cuento, que haya una pequeña tripulación que se turne cada diez años, así minimizan las consecuencias del envejecimiento en un viaje tan largo para los que no van hibernados… Pero bueno, aunque yo siempre intento que todo tenga su lógica en mis relatos, no deja de ser una fantasía futurista, totalmente refutable desde el punto de vista de la razón humana, jua, jua. En lo que estoy totalmente de acuerdo contigo es en que no sé si será bueno para el universo (no ya para el ser humano) que nuestra raza pudiese expandirse a otros rincones que no sean nuestro pequeño basurero azul, je
EliminarMuchísimas gracias por esa positiva valoración amiga, me alegro que lo hayas disfrutado.
Hasta pronto. Un fuerte abrazo
También a mí el principio me recordó a The walking dead, esa imagen apocalíptica de una caravana de coches vacíos, sin seres humanos, sin nadie a quien gritarle tu desesperación. Las rutinas cotidianas a medio acabar sin una explicación lógica. Realmente es un inicio inquietante. Luego "despiertas" en la nave para "recordar" el propósito de tu misión y aclararnos a los lectores la verdadera situación del protagonista.Mi admiración, Isidoro, eres un verdadero "crack", con una imaginación envidiable. Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Jose R., por dedicarme tu tiempo, algo que ya sé que no te sobra. Bueno, y me alegro que hayas desconectado totalmenteeeeee en las vacaciones. Para eso son, ¿no?, porque muchas veces no es algo que resulte fácil. En todo caso, me alegra verte de nuevo por aquí. En mi opinión escribes fenomenal, así que ya sabes que, en cuanto decidas publicar, aquí tienes a un atento lector, porque la admiración es mutua.
EliminarUn abrazo
Vaya vaya Isidoro. Vine a leer un título que me hacía pensar en accidentes automovilísticos, y aunque los hay, resulta que es toda una pesadilla espacial. Veo además que los comentarios han sido numerosos aquí, y siempre es agradable notar que la gente te valora y no se pierde tus relatos.
ResponderEliminarDe hecho coincido con Bruno y contigo cuando habláis de seguir a un grupo reducido de bloguer@s, sobretodo cuando se dispone de poco tiempo y, para bien o para mal, uno es más fiel a esas personas. Así que, alternando tus textos más antiguos con otros más actuales, hoy tocó el que nos ocupa.
Se transmite bien la sensación de desorientación y desconcierto. Por el tema del doble despertar me vino a la mente "Origen", en cuanto a entrar en un sueño y en otro sueño dentro del mismo y así. Y nos queda finalmente la revelación de una Tierra devastada, y de un futuro más que negro para el resto de la humanidad.
Como siempre un placer. ¡Un abrazo!
Vaya, llego con retraso a esta respuesta. No había visto este comentario Jóse. Totalmente de acuerdo con lo del grupo reducido. Lo cierto es que yo me encuentro muy a gusto leyendo a la gente que sigo, porque más o menos se acomoda al tiempo del que dispongo. Después, si puedo, picoteo en otros blogs. Y no te creas, al final muchas veces acabo poniendo alguno más en la lista de lectura y, al final, me agobio un poco. Creo también que, entre esa lista de imprescindibles se van creando unos vínculos más allá de la mera reciprocidad en la lectura y, que quieres, a mí me parece fenomenal. Para mí, vosotros, además de gente con la que compartir afición (evidentemente no puedes hacerlo con muchas personas de tu círculo personal) soy unos colegas muy majos con los que da gusto chatear, je, je
EliminarA eso que dices de la peli "Origen", tienes razón. Yo creo que, quizás de forma un tanto inconsciente, me he dejado influir por esa idea. Una peli que, aunque para muchos resultó confusa y enrevesada, con un final un tanto rebuscado, á mí, personalmente, me gustó. Muy buena lectura la tuya colega... Ves, lo que te digo. Un fuerte abrazo.
Buen relato. El lector queda atrapado de inmediato, no una, si no dos veces. Sueños, realidades en los que el personaje va pasando sin tener claro cual es la Realidad. La escena final, ese último ser vivo, rodeado de la negrura espacial. Muy bien, quizá la necesidad de no extenderse ha obligado a que el final, cuando el personaje recuerda, se muestra de manera demasiado directa en comparación a lo pausada que se ha desarrollado la intriga hasta ese momento. Pero una lectura de ciencia ficción muy agradable. Saludos!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, David, por tu lectura y comentario. Tienes muchas razón en cuanto a que la necesidad de no extenderme me ha obligado a sintetizar bastante la segunda parte con respecto a la primera, e incluso en ésta. En todo caso, preferí hacerlo así, pues, como decirlo, esa primera parte era la base de mi sueño, era la inspiración del relato, y no quería dejar de prestarle suficiente detalle para recrear la escena de forma convincente. Y eso que aún así, me quedé con ganas de más, je, je
EliminarUn placer y un privilegio tenerte por aquí
Un abrazo
Isidoro, la ciencia ficción es un tema que se te da de maravilla, y consigues con este relato recrear la sensación aterradora del fin del mundo, en la que la soledad es una losa . Si bien este relato se podría haber extendido bastante más (tienes elementos para bastantes capítulos), funciona muy bien debido a la manera que está narrado con el efecto de los sueños en el que no sabes que es real y que no, y en el que tienes la sensación de que todo tiene un significado. Mientras lo leía pensaba en una simbiosis entre "Soy leyenda" y la película "Origen". Con el final, no obstante, conseguiste sorprenderme, ya que era una cosa completamente diferente a lo que imaginaba, quizá aún más aterradora. Al terminar la última frase me dejas compungido, derrotado y resignado a un final en que la mayor esperanza es que se conozca tu legado. Muy buen trabajo, como siempre Isidoro. Perdona que no te haya visitado más a menudo. Estoy tratando de leer cosas atrasadas ahora e intentaré poco a poco acercarme más por tus cuentos naweb.
ResponderEliminarAbrazo, compañero.
No tengo nada que perdonarte, Alejandro, y sí mucho que agradecerte, por acordarte de mí. Tus comentarios son especialmente valiosos y, la verdad, se echan de menos, igual que tus propios relatos. Cuando escribí este relato sí es cierto que tuve que darle vueltas al coco para sintetizar todo lo quería escribir, pero creo que me he acostumbrado a la extensión del relato corto de tal forma que ya todo lo concibo buscando encajarlo en ese formato, je, je. Me alegro haberte sorprendido con el final, no creas que no le di vueltas. Y ya que retomo este relato para responder a tu comentario, te cuento una anécdota: hace unos días ha salido en cartelera una película de CiFi, de título "passengers", cuya sinopsis, textualmente, dice: "Una nave espacial, que viaja a un planeta lejano transportando a miles de personas, tiene una avería en una de las cápsulas de hibernación tras el impacto con un gran meteorito. Como resultado, un pasajero se despierta noventa años antes del final del viaje"... Cuando la vi, pensé, "menos mal que escribí antes mi relato, si no, habría parecido un plagio, al menos en parte"... Bueno, no he visto la película, pero por supuesto que dará mucho más que eso. Qué difícil es ser original, incluso en Ciencia Ficción, je, je.
EliminarYa sabes que para mí, cada vez que vengas a visitarme, será un placer. Lástima que no pueda invitarte a unas cañitas (esto de lo virtual es lo que tiene),pero tienes mi más afectuoso agradecimiento.
Un fuerte abrazo