Extracto de grabaciones para artículo pendiente de edición (traducciones del inglés y del bengalí)
J.F. Director financiero de Ship Scrapping Industries, Daca (Bangladesh), 05-10-2015
…¡No tengo tiempo para estas cosas, chico! Ponte en contacto con el Departamento de Prensa… ¡Lo breve va a ser tu visado como sigas por ese camino!... Vamos a ver, ¡estoy más que harto de toda esta basura! Todo lo que hacemos es limpiar de mierda vuestro hipócrita culo occidental. ¿Sabes por qué todas las navieras traen sus «panzudos» a esta playa?... Alguien tiene que hacer el trabajo sucio, ¿no? Pues nosotros lo hacemos... A pesar de la Convención, las compañías nos venden sus buques viejos por una razón muy simple… Porque ganan dinero. Pero no solo eso… el acero que nosotros sacamos de esos barcos supone el noventa por ciento del consumo nacional… Los motores que reciclamos funcionan como plantas generadoras en muchos de los pueblos de las laderas… ¿Necesitas más datos? Pues ve y pídeselos a esos idiotas de la «Plataforma». Por mucho que se hagan los remilgados, saben que somos el motor del país… ¡Y ni se te ocurra ir por ahí sacando fotos, eh!...
S.B. Capitán de Marina Mercante, Chittagong (Bangladesh), 08-10-2015
… Solo le pido que no me juzgue. Alguien tiene que hacerlo. Si no lo hago yo, lo hará otro… ¿Qué por qué me dedico a esto? Llevo muchos años en esta profesión, sabe usted. Demasiados… Tantos meses en alta mar… El salitre se te mete en el cuerpo. Antes las travesías podían durar meses, pero luego compensaba con una buena temporada en tierra. Ahora todo es mucho más rápido, pero no paras. He tripulado todo tipo de mercantes, incluso mercancías peligrosas. Hasta he sufrido los ataques de los piratas en Costa de Marfil. Estoy cansado. Y no dejo de ser un puñetero mercenario, qué quiere que le diga… Los de la naviera pagan bien. Muy bien. Sí, ya sé que es peligroso, pero no más que muchas cosas que ya he hecho. Ahora sé que al menos, serán unos pocos años más y podré retirarme con algo de dinero… Sí, bueno, el procedimiento es sencillo, no hay ningún secreto… Pero por favor, que no salga mi nombre a relucir… A fin y al cabo, yo no soy más que un marino… Un bróker en Londres compra la nave al armador y luego la revende a la naviera bengalí que se va a hacer cargo del desguace, después de cambiarle nombre y bandera por la de un país que no haya firmado la Convención… Lo que a mí me toca es buscar una tripulación barata, asiática casi siempre, traerlo y vararlo en la arena… Espero marea alta, pongo rumbo a la playa a toda máquina y… ¡Zas!... Parece fácil, pero no es lo mismo que aparcar un coche en batería, por mucho que lo parezca con todos esos «dinosaurios» colocados uno al lado de otro a lo largo de varios kilómetros… El resto no me importa… Y yo que usted tampoco me andaría metiendo entre la chatarra. Es peligroso, ya me entiende…
H.D. Cortador especialista en oxiacetilénico, Fauzdarhat (Bangladesh), 15-10-2015
…¡Sí, sí! Estoy contento con mi trabajo. Tener trabajo aquí no es fácil… Yo empecé de porteador, llevando esos pesados cabestrantes por el fango día tras día… Pero miraba y aprendía… Hasta que pude comprar un soplete y una radial, y le dije al patrón, patrón, déjeme probarlo, si no sirvo vuelvo a la playa… Desde ese día corto planchas de cientos de toneladas… Hasta en cinco buques he desguazado, y en uno cisterna, de esos que si no te andas con ojo al cortar cerca de los tanques… ¡Boom! Adiós a toda la cuadrilla… Sí, sí, hay peligro. Y mucho. Pero es un buen trabajo. Y el patrón es bueno… Aquí se aprovecha todo, sabe usted… Como con el cerdo… Hasta el fuel, los cables, los farolillos… Yo tengo un sillón de oficial en mi casa, el patrón me dejó quedármelo… Es bueno. Muchos aquí tenemos trabajo… Sí, vamos descalzos pero… aquí siempre vamos descalzos…
J.Y. Ayudante de cortador, Fauzdarhat (Bangladesh), 17-10-2015
… Tengo catorce años, señor… Todos aquí tenemos catorce años… ¡O más!… No llevo mucho aquí, no… Empecé con catorce años, señor… Mi hermano era ayudante de cortador antes que yo, pero murió, lo reventó un motor que se soltó de la polea…Somos muchos hermanos, sí, todos trabajamos en los desguaces, y mi padre trabajó hasta que tuvieron que cortarle la pierna… Se le… se le… No sé cómo se llama eso, pero si no se la cortan, se le va al corazón decían… A mí me pagan sesenta rupias, señor… Tengo suerte de ser más pequeño, por eso me pagan más, porque puedo meterme por las escotillas, por los tubos y las chimeneas…Una vez me quedé atascado, y no podía respirar, pero mi hermano me tiró de los pies y pudo sacarme… Ese día me dejaron marcharme a casa el resto del día… No, fue por respirar el gas, muchas veces no se pueden limpiar bien los tanques… ¿Miedo?... Sí, no sé, algo sí… Varias veces me he cortado con las planchas… Mire, señor, estas son las cicatrices… No, esa me la hizo un soplete… Me han dicho que, cuando tenga catorce años, me dejarán manejar uno…
Notas personales:
«Olores intensos impregnan el aire, mezcla de todo tipo de sustancias tóxicas y combustibles, gigantescos monstruos de acero, mercantes, petroleros, contenedores, oxidados, abiertos en canal, llenando la arena de tubos y cables como si de intestinos se tratase, extienden sus cadáveres alineados, dejando que la marea negra penetre sus llagas, las explosiones se suceden a intervalos irregulares, o el aterrador desgarro metálico de las enormes planchas de acero al caer, mientras miles de seres minúsculos, zombies harapientos, descalzos en el fango venenoso, arrastran cadenas, interminables maromas, o cargan piezas de hierro de tamaño descomunal»
Hasta la fecha no he conseguido la publicación en ninguno de los tabloides nacionales. A nadie le interesa un desguace de barcos en Bangladesh, me han dicho.
Me ha llamado I.A., un escritor de Ciencia Ficción, interesado en la historia para un guión cinematográfico. He aceptado. No se puede vivir del aire. Y a fin de cuentas, ficción y realidad, son el mismo hecho en lugares o tiempos distintos.
Sobrecoge, la forma de trabajar de estos niños en este país, para ganarse el sustento por poco dinero. Y encima nos quejamos. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí, Mari Carmen. Es cuando nos comparamos con estos países cuando nos damos cuenta de lo que tenemos y de lo que muuuchos carecen. Ya lo dicen en la tele, el asunto cambia según con quién nos comparemos
EliminarMuchas gracias por pasarte y por comentar, Mamen. Un placer tenerte por aquí. Besos
Como dice Mari Carmen sobrecoge pensar en la explotación de los que no tienen nada sobre todo de estos niños y sobrecoge mucho más por la manera de contarlo dejado hablar a los protagonistas sin apasionamiento. Ver cómo unos y otros se juegan la vida por unas rupias ante la indiferencia de occidente.
ResponderEliminarUn abrazo Isidoro y enhorabuena por este relato tan magnifico
Hola Ana
EliminarMe pareció buena idea el que cada protagonista fuese contando su punto de vista, como en estratos, como en una bajada hacia los infiernos, desde el empresario que considera que su país se está beneficiando de todo ello hasta los niños que se dejan el cuero por unas rupias.
Me alegro que te haya gustado, Ana
Un abrazo
Jo, Isidoro, has realizado un magnífico ejercicio de voces y las has clavado las cuatro. Lo que a ojos "occidentales" es explotación, para quien no tiene otra salida es un buen trabajo. Un relato crudo porque a través de los testimonios has dejado que sean los personajes los que lleven la carga del relato. Magnífico.
ResponderEliminar¡Ah! Espero que te salga un estupendo guion cinematográfico, je, je, je... Buen guiño para conseguir el efecto de que ficción y realidad se mezclen definitivamente. Un fuerte abrazo!!
Muchas gracias David. Tú lo has dicho otras veces, para que una historia de ficción sea buena, tiene que ser creíble, aunque se plantee en un futuro lejano. Y por otro lado, nuestra actualidad está llena de historias que pueden parecer increíbles. Aunque bueno, en esto de la explotación humana, creo que ya no hay nada increíble...
EliminarUn fuerte abrazo compañero, y perdona el retraso, pero ya me conoces
La mierda del Primer Mundo como medio de subsistencia de los países más pobres de la Tierra. No hay globalización que saque a estos desgraciados de la tragedia que viven. Son muchos los intereses que existen y nosotros limpiamos nuestra conciencia con puntuales campañas solidarias, desviando el resto del año la vista.
ResponderEliminarBuen relato el que nos traes, Isidoro, con esas "voces" que tan bien has desarrollado para remover (durante unos minutos) nuestras conciencias.
Un abrazo, compañero.
Tú lo has dicho. Unos subsisten de lo que otros tiran. Y no hace falta irse al otro lado del mundo. Muchas veces, en nuestro propio barrio. En fin, ya sabes. Muchas gracias por tus palabras, amigo Bruno, y un fuerte abrazo
EliminarMuy buenas esas miradas que nos traes Isidoro o más que miradas esas voces que no dejan indiferentes. Me has hecho pensar en esos mensajes fáciles que a veces lanzamos desde la comodidad de nuestros países y es que esa explotación a veces supone poder comer para ellos. Recuerdo que leí sobre una asociación que paga a los padres para que lleven a los niños a la escuela porque saben que la educación es la única posibilidad que se puede dar a esos niños de cambiar su futuro porque de su trabajo muchas veces depende la subsistencia de los suyos.
ResponderEliminarBesos
Es que los puntos de vista son muchos. Y no todo es tan simple como nos puede parecer. Es lo que he tratado de exponer un poco con las distintas voces, desde la del empresario a la del crío que trabaja por una miseria pero que con ello, como muy bien dices, contribuye a la subsistencia familiar. Lo de la educación me parece un acierto. Es como si, en lugar de repartir pan, enseñas a sembrar.
EliminarUn beso grande, Conxita y, muchísimas gracias por leerme
La historia de siempre se repite aquí o allá, hay quien gana mucho dinero con la explotación de los demás. Al fin y al cabo los que se juegan la vida son quienes o transigen o no comen. Si de paso contaminamos un poco más el planeta, qué más da ya un poco más, tenemos el retrato de una sociedad global en franca decadencia. Me ha recordado a los barcos cargados con residuos químicos o nucleares que compañías occidentales "tiran" frente a las costas Somalíes porque les sale más barato que tratarlas, y allí no hay nadie que les pare los pies. Sólo que en este caso los nativos no reciben en pago más que enfermedades.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas destaco lo bien que has sabido articular las voces del relato, el lenguaje de cada uno de los personajes, dotando a cada uno de los monólogos de naturalidad, intercalando frases que reflejan la forma en la que nos expresamos realmente. Un gran trabajo en ese sentido, y un gran escrito de denuncia. Enhorabuena, Isidoro.
Qué bien lo has expresado: "los que se juegan la vida, o transigen, o no comen". Una espiral de la que es mucho más difícil salir de lo que parece. Esas "PLataformas" a las que, indirectamente me he referido en el relato, buscan, no ya que desaparezca la actividad del desguace de barcos, conscientes del poder económico que tiene en su país, sino algún tipo de regulación, de seguridad en su desarrollo. En todo caso, la historia es la de siempre, el negocio prima.
EliminarEn cuanto al lenguaje, si que he tratado de adaptarlo, de hacer creíble el efecto de que, como se dice, son conversaciones grabadas. Los puntos suspensivos expresan las dudas, las pausas naturales y los espacios de las "preguntas" que no se leen.
Muchas gracias por tus comentarios y opiniones, Jorge. Son un valor añadido en este blog
Un fuerte abrazo
Eres un MONSTRUO Isidoro, tal cual.
ResponderEliminarMe ha encantado “Carroñero”, y no solo porque sea una realidad “soterrada” de la que no se cuenta abiertamente, y de que un país viva de los desechos de los otros… me ha gustado, sobre todo, por “el modo” de contarlo. Si te hubieras limitado a narrarlo fríamente, sería un reportaje periodístico, un documental interesante, vaaale, pero nada más.
La manera, “tu manera” de hacerlo es humanizando el hecho carroñero por medio de las entrevistas con puntos suspensivos de las realidades de todos ellos… del Capitán de Marina Mercante que apaga su conciencia con “el alguien tiene que hacerlo” y con n buen sueldo o prima, seguro; el patrón; el marino; la tripulación barata, asiática claro, el cortador de planchas… una escala laboral que alcanza o desciende hasta los niños … y por encima de todo el país con bandera de conveniencia según pá qué.
Hay un contraste evidente entre las industrias multinacionales “Ship Scrapping Industries”, por ejemplo, y la subsistencia carroñera.
¿Ciencia ficción? ¡Anda yaaa!
Pensé en escribir el relato al ver una foto que llamó mi atención y empecé a leer relatos periodísticos para documentarme. Todos contaban más o menos lo mismo, con muy buena técnica y detalle. Lo único que se me ocurrió para salirme de la línea y ser original, fue dejar que los mismos protagonistas hablasen, de paso, representando esa estructura social, esa escala que desciende a los infiernos, desde el empresario, pasando por el mercenario hasta el chaval que, de forma inocente, nos habla de un hecho, por desgracia, habitual: se oculta la verdadera edad de los niños para ponerlos a trabajar cuanto antes. Y eso que la edad límite está tan solo en esos catorce añitos. Hay muchos datos que tan solo he insinuado y sobre los que me hubiera gustado extenderme más, pero me hubiera ido a una de esas excelentes crónicas periodísticas que quería evitar. Tú ya sabes.
EliminarMuchísimas gracias, Isabel, por todas tus atentas lecturas y por tus letras, que suman al placer de escribir, el de compartir.
Un abrazo muy fuerte
Pues ha sido un recurso que ha funcionado.
EliminarEs la hipocresia del mundo en el que vivimos. Magnífica entrada!
ResponderEliminarCierto. Esa es la palabra. Hipocresía. Una realidad que vemos, tanto en aquellos lejanos países como cerca de nosotros. Pero a escala global, parece todavía más terrible.
EliminarMuchas gracias por tu visita, Baile de Norte, y por tus palabras.
Estupendo relato coral, Isidoro. Desde luego, te hace reflexionar. En este mundo traidor siempre pagan los mismos. Si quieres comer, tienes que tragar con lo que sea. Es una pena que funcione así...
ResponderEliminarY tanto que es una pena, Noemí. Muchas veces no somos conscientes de lo afortunados que somos por haber nacido en esta parte del mundo, yo el primero. Muchísimas gracias, compi, por tu tiempo y por darte este repaso en mi blog. Es un placer contar con tu compañía. A ver si yo me reincorporo del verano (que va siendo hora) y leo cosas
EliminarUn beso grande