No había terminado el sacerdote de impartir las bendiciones, cuando ya estábamos corriendo iglesia abajo ante la atónica mirada de todos los invitados.
Salimos a la calle cogidos de la mano, mirando en todas direcciones, ella sujetando el vestido a la altura de las rodillas y yo intentando detener el tráfico para cruzar Newgate Street. Dos manzanas más allá encontramos el callejón Bishop y, al fondo, la providencial cabina roja.
Escasos centímetros para tanta premura, pero nos quitamos la ropa el uno al otro como en un acelerado show de striptease. Una enorme cantidad de gasa blanca nos envolvía como una nube y llenaba el espacio acristalado preservando nuestra intimidad. El cordón telefónico quiso amordazar nuestra ansiedad, pero ya no había nada que nos pudiese parar.
Embutidos en nuestras mallas de vivos colores, abandonamos la cabina y ascendimos al cielo londinense.
¡Qué dura es la vida del superhéroe!
ResponderEliminarAmigo Isidoro, de nuevo nos encontramos en el camino, lo que da fe de que hemos mamado de fuentes muy cercanas a la hora de saciar nuestras inquietudes. Yo también hice mi pequeño homenaje al mundo de los superhéroes en aquel relato que titulé "Confidencias de un superhéroe anónimo", pero sólo tú lo podías hacer desde el romanticismo, el humor y, por supuesto, las buenas letras.
Siempre fui de Baman, cuando mis compañeros eran de la Patrulla X, como se llamaban por aquel entonces, y confieso que aún conservo los 32 primeros números de Los Transformes, que nada tienen que ver con la catastrófica versión cinematográfica de la actualidad.
Un saludo y gracias como siempre por dibujarme una sonrisa en la cara.
Yo todavía sigo siendo fan de Spiderman (de chaval soñaba con balancearme de esa manera entre los edificios), aunque he de reconocer que ya no leo como antes, pues su mundo ha cambiado bastante, como el nuestro, y yo soy de la antigua escuela, je, je.
EliminarAhora mismo me voy a leer el relato que tú escribiste
Saludos
Por cierto. ¿Llegaron al convite?
ResponderEliminarPor supuesto que llegaron. Les costó lo suyo, pero ya sabes, son superhéroes, así que aún les dio tiempo a brindar por su nueva vida juntos, je
EliminarOriginal y divertido relato que pintaba erótico amoroso y ha terminado con ese giro inesperado hacia ese enfoque "herótico" con esos super héroes que solapan su vida personal con las obligaciones por salvar al mundo. Un texto simpático. Saludos Isidoro.
ResponderEliminarMe alegro que te haya parecido simpático el giro de erótico a "herótico" como tú muy bien dices, je, je. Muchas gracias por leerme Jorge y un saludo
EliminarSin palabras, Isidoro. No me lo esperaba para nada. Estaba pensando: ¡vaya prisas por consumar el matrimonio! Tan románticos habían tenido un noviazgo a la antigua. Y... Sí, sí. Era el deber lo que les llamaba. Me ha gustado mucho, de verdad. Un abrazo
ResponderEliminar¡Pues mira, ya ves! Me alegro mucho que te haya divertido mi pequeño desvarío Ana
EliminarBesos
Un microrrelato excelente y lleno de ingenio. Lo inicias con una pareja de recién casados saliendo a toda prisa de la iglesia, nombrando las calles por las que cruzan, lo que deja claro la documentación a la hora de ponerse a escribir llevada a cabo, o al menos el conocimiento de estas. Mientras tanto logras que nos imagines que el recién matrimonio arde de deseo y no pueden esperarse ni siquiera a la luna de miel, por lo que se dirigen a una de las famosas cabinas de Londres. Ahí nos describes una escena casi erótica, en la que los se quitan la ropa en una narración trepidante, y finalmente nos sorprendes con un revelador final, que da a toda la historia un giro brutal, fantástico y a la vez natural, convirtiendo esta roja cabina en el vestuario de los superhéroes. Un homenaje a estas cabinas, símbolo de Londres, que parece que están a punto de desaparecer, a través de una narración en clave de humor.
ResponderEliminarUn abrazo, Compañero.
Gran comentario Ricardo, más extenso que mi propio texto, je, je, con un análisis impresionante. Cierto que esas icónicas cabinas tienden a desaparecer, y de ahí, como tú muy bien has captado, mi pequeño homenaje. Creo incluso que ya les han cambiado el color. Muchas gracias por tus palabras colega
EliminarUn abrazo
En esta ocasión soy yo el que afina la pluma para dedicarte unas palabras Isidoro, y la verdad es que me ha encantado tu texto, como han dicho los anteriores comentarios, parecía que la cosa iba camino de un rato de sexo contorsionista (con el componente vintage de la cabina), y finalmente eran una pareja de superhéroes. Y sí, estoy seguro de que llegarían al convite jaja.
ResponderEliminar¡Un saludo y muy buen final!
Muchas gracias por pasarte y opinar José Carlos. Es un honor para mí. Me ha gustado tu blog y no me voy a quedar sin leerte. Me alegro que te haya gustado ese cambio de "sexo contorsionista" a muda de traje a lo Superman
EliminarUn saludo
Genial momento, descrito con ansiedad. Me parece ver a los súper héroes volando hacia su próxima misión. Ni casarse tranquilos pueden.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón, la vida de superhéroe es muy sacrificada, je, je y se me ocurrió que sería curioso relatar lo que sería la boda de una pareja en la que los dos lo son. Imagínate cuando sean una familia, como "Los Increíbles"
EliminarMuchas gracias por leerme María, es todo un gusto
Un abrazo
Me has sorprendido (gratamente). Te digo que no lo veía venir, pero es de esos finales que te hacen volver atrás y leer todo lo anterior, ahora con un nuevo sentido.
ResponderEliminarDemuestras, Isidoro, que puedes ser tan divertido como sueles ser dramático. Bueno y polifacético, me quito el sombrero.
Mañana vuelvo a por otro relato. Un abrazo, maestro.
Sólo el hecho de saber que mis relatos se leen y gustan me colma de satisfacción. Te agradezco tus palabras enormemente, aunque la verdad, no me considero maestro de nada, y menos entre vosotros los que me leéis, grandes escritores por demás y de los que sin duda también aprendo al compartir.
EliminarUn abrazo colega. Por aquí nos vemos
Sorprendente!!!
ResponderEliminarTe sonrío con e Alma.
Me alegro haberte sorprendido, haber captado tu atención y recibir tus palabras
EliminarUn abrazo