" Rojo sangre, malva cubierto de nubarrones con los bordes encendidos de fuego, azul profundo, festoneado de espuma blanca, denso, angustia, humo negro y olor a pólvora, reflejos dorados de violencia y muerte, galeones fracturados en miles de astillas, cuerpos destrozados y velas desgarradas en un paisaje dantesco, gritos ahogados, brazos aferrados a los restos de gigantes vencidos, tablas de salvación hundidas por la desesperación, estallidos de la "santa bárbara" en un infierno de agua, madera y carne humana, arietes de mar estrellados con furia contra oscuros acantilados, cielo violáceo, inmensa fortaleza desafiante, verde musgo en el gris pétreo, alas negras de infortunio sobre torres almenadas, murallas pavorosas, estremecedores gritos de triunfo en su interior, hilos de lluvia en vertical convergente, multitud hacinada en el patio de armas, balconada de arcos góticos encaramada en la torre del homenaje, la reina Mole, su cortejo, aclamaciones y vítores, choques metálicos de picas y cadenas, cientos de manos alrededor de los prisioneros, olor a humedad, sudores rancios y barro, una joven virgen y su orgulloso prometido, bocado exquisito de la turba borracha de victoria y sedienta de sangre, clamor "in crescendo", tormenta de odio, un brazo erguido en el balcón, silencio pesado, expectante, el rumor de la lluvia, los golpes lejanos de las olas contra las rocas, una señal esperada, atronador aullido de perversión en cientos de gargantas, horror penetrante clavado en el fondo del alma, corazones atenazados, uñas mugrientas como garfios, jirones de ropa rasgada y empapada por la lluvia, carne trémula, pálida, piedra helada en las espaldas desnudas, cielo oculto por rostros grotescos, sólo lluvia y babas ponzoñosas, el reo atado e izado en un travesaño, apaleado, pálpitos de sangre bajo la piel, manos amoratadas, crujido de huesos descoyuntados, frío cortante de acero templado, dolor ardiente de la piel rasgada, intenso, insoportable, infinito, gotas de dolor escarlata en un charco de barro sanguinolento, encuentro de miradas desesperadas, viraje del cielo a gris oscuro, manos violentas, enjambre de sátiros demoníacos, honor cien veces mancillado, chillidos agudos, suplicantes, grietas refulgentes en la atmósfera, lágrimas negras, horribles lamentos en la oscuridad, reflejos en el agua del fuego de las antorchas, aureolas de lluvia contra los muros ciclópeos de la fortaleza, mar de bilis, ausencia de clemencia, tiras de piel, carne abrasada, columnas de humo negro, espeso, grasiento, lluvia, sangre, barro, excrementos, cenizas, vísceras, hedor a muerte, alarido inhumano, inmenso en el patio de armas, en la fortaleza, en el cielo, en el infierno.
Se despierta bañada en sudor, con el eco de su propio grito aún resonando entre las paredes de la habitación, alterada y confusa, entre los límites del sueño y la realidad, se levanta y va hasta el alféizar de la ventana, desde la que se descubre el amanecer de un cielo malva y naranja, que comienza a crear contrastes de luz en el patio de armas, en el que ahora hacen su entrada los soldados que vuelven del combate, con dos prisioneros encadenados, un hombre y una mujer, y mientras el corazón de la reina relaja su latido, una sonrisa siniestra se dibuja en su rostro.
El ruido de la gente que entra y sale atropelladamente del metro le devuelve a la realidad justo a tiempo de no pasarse de estación, aunque las personas con las que comparte el caluroso vagón le miran como si hubiese estado roncando a pierna suelta, por lo que oculta su rubor subiéndose las gafas de concha, que le resbalan sobre la nariz perlada de sudor, protege su pecho abrazando el viejo portafolios de cuero marrón, vuelve a mirar de soslayo a la acaramelada pareja que se sienta enfrente, la que estaba observando antes de quedarse dormido, junto a la enorme señora del abrigo de pieles y el porte altanero que tuerce el gesto para no tener que contemplar la escena, saca su agenda de piel de la cartera y anota un recordatorio para llevar a reparar la televisión del dormitorio "
Según el método de interpretación de los sueños, escribir lo que se recuerda nada más levantarse, ayuda a fijar muchas de las cosas que de otra manera se perderían, pues en la memoria se disuelven rápidamente, como una voluta de humo, dejando únicamente un pequeño poso clavado en algún rincón del subconsciente. Es un método que recomiendo a muchos de mis pacientes, por lo que no es de extrañar que, en algunas ocasiones, me remitan las anotaciones de los sueños que recuerdan. De forma anónima, en un sobre introducido en mi buzón, llegó hace pocos días a mi consulta el inquietante manuscrito que acabo de transcribir. Estaba escrito con una caligrafía exactamente igual a la mía, lo que, en un principio y de forma impulsiva, provocó mi curiosidad y me decidió a encargar un estudio grafológico que determinase, en la medida de lo posible, la personalidad del autor, siguiendo un procedimiento corriente que suelo emplear a menudo con mis clientes. El resultado me llegó esta mañana y ahora está sobre la mesa mientras escribo esto. El sobre permanece cerrado, y una angustia indescriptible se apodera de mi ánimo cada vez que lo miro.
Hace ya varias semanas que mi mujer desapareció sin dejar rastro. Desde entonces la he buscado incansablemente, hasta que las fuerzas me han abandonado en la desesperanza. Sin embargo, el acontecimiento que acabo de relatar, y el haber sido consciente de los, cada vez más prolongados, lapsus de memoria que sufro desde hace un tiempo que no puedo determinar, dieron una nueva luz a todo el asunto, y ahora me encuentro ante lo que puede ser la terrible verdad. Una especie de conciencia oculta me impele a actuar como lo voy a hacer, así que, por lo que pueda pasar, antes de abrir el sobre que me ha remitido el laboratorio grafológico, quiero hacer llegar este escrito al inspector encargado del caso, junto a las fotos, proporcionadas en su día por un detective privado, que demuestran la infidelidad de mi esposa.
El ruido de la gente que entra y sale atropelladamente del metro le devuelve a la realidad justo a tiempo de no pasarse de estación, aunque las personas con las que comparte el caluroso vagón le miran como si hubiese estado roncando a pierna suelta, por lo que oculta su rubor subiéndose las gafas de concha, que le resbalan sobre la nariz perlada de sudor, protege su pecho abrazando el viejo portafolios de cuero marrón, vuelve a mirar de soslayo a la acaramelada pareja que se sienta enfrente, la que estaba observando antes de quedarse dormido, junto a la enorme señora del abrigo de pieles y el porte altanero que tuerce el gesto para no tener que contemplar la escena, saca su agenda de piel de la cartera y anota un recordatorio para llevar a reparar la televisión del dormitorio "
Según el método de interpretación de los sueños, escribir lo que se recuerda nada más levantarse, ayuda a fijar muchas de las cosas que de otra manera se perderían, pues en la memoria se disuelven rápidamente, como una voluta de humo, dejando únicamente un pequeño poso clavado en algún rincón del subconsciente. Es un método que recomiendo a muchos de mis pacientes, por lo que no es de extrañar que, en algunas ocasiones, me remitan las anotaciones de los sueños que recuerdan. De forma anónima, en un sobre introducido en mi buzón, llegó hace pocos días a mi consulta el inquietante manuscrito que acabo de transcribir. Estaba escrito con una caligrafía exactamente igual a la mía, lo que, en un principio y de forma impulsiva, provocó mi curiosidad y me decidió a encargar un estudio grafológico que determinase, en la medida de lo posible, la personalidad del autor, siguiendo un procedimiento corriente que suelo emplear a menudo con mis clientes. El resultado me llegó esta mañana y ahora está sobre la mesa mientras escribo esto. El sobre permanece cerrado, y una angustia indescriptible se apodera de mi ánimo cada vez que lo miro.
Hace ya varias semanas que mi mujer desapareció sin dejar rastro. Desde entonces la he buscado incansablemente, hasta que las fuerzas me han abandonado en la desesperanza. Sin embargo, el acontecimiento que acabo de relatar, y el haber sido consciente de los, cada vez más prolongados, lapsus de memoria que sufro desde hace un tiempo que no puedo determinar, dieron una nueva luz a todo el asunto, y ahora me encuentro ante lo que puede ser la terrible verdad. Una especie de conciencia oculta me impele a actuar como lo voy a hacer, así que, por lo que pueda pasar, antes de abrir el sobre que me ha remitido el laboratorio grafológico, quiero hacer llegar este escrito al inspector encargado del caso, junto a las fotos, proporcionadas en su día por un detective privado, que demuestran la infidelidad de mi esposa.
Una historia llena de suspense narrada con unas descripciones excepcionales. La primera parte, en la que se narra el sueño, está llena de sensaciones y emociones, se puede decir que se pasa por todas ellas. Repleta de imágenes desconcertantes y escenas sangrientas y brutales, a un ritmo frenético.
ResponderEliminarEn general, un relato que lo dice todo sin decir nada, y que nos pone a pensar sobre lo que ocurrió realmente con el hombre que pierde la memoria y su mujer...
Saludos, Isidoro.
Muy avertado tu comentario. Es un relato que pretende entrar en la zona oscura del ser humano. Habla sobre la personalidad multiple, je je. Muchisimas gracias por tu tiempo y tus estupendos comentarios colega
EliminarUn abrazo
Pues si, como le dices a Ricardo, lo que querías es profundizar en la personalidad múltiple, lo has conseguido y con matrícula de honor. Me han gustado mucho las imágenes tan plásticas para describir el sueño, que casi se podía ver y tocar. Te felicito, Isidoro
ResponderEliminarMuchas gracias Ana. Me preocupaba que este relato fuese un poco enrevesado y difícil de entender, pues pretendía ir desde lo más recóndito de la mente hacia fuera, hacia sus consecuencias en los actos conscientes... o inconscientes
ResponderEliminarSin duda impera en todo el texto una sensación de locura y surrealismo. Es decir, el párrafo inicial mezcla infinidad de situaciones y descripciones, y deja una sensación de qué estará pasando y adónde conducirá el relato. Luego aparece la mención a la interpretación de los sueños, donde es cierto que ayuda anotar lo primero que se recuerda del sueño.
ResponderEliminarLuego ya los derroteros del texto nos llevan a esa carta, a su contenido, a la mención a un suceso (que intuyo puede ser fatal), y que hacen que se explique en las últimas líneas lo que ha llegado a manos de la policía.
Si como he leído en los comentarios tu intención era ahondar en lo oscuro del ser humano y en la personalidad múltiple, el texto en conjunto está impregnado de locura. Enhorabuena jeje. ¡Un abrazo!
Muchas gracias José Carlos
EliminarEs un texto un tanto surrealista y difícil, lo sé. No sé si al final queda clara la trama y lo que le ocurrió al psicólogo y a su esposa, pero bueno, como dije, fue escrito en un momento de enajenación mental y... a lo hecho pecho, que dicen, je, je
Un abrazo compañero y muchas gracias por leer mis relatos