lunes, 9 de mayo de 2016

Los ojos negros

 
El estridente chirrido de la garrucha espantó a los cuervos en el paisaje desértico, quemado por el rojo ardiente de un sol que se erguía despiadado, inflexible en su despertar. La raída maroma tensó sus fibras al punto de ruptura y crujió en un supremo esfuerzo por arrancar a la tierra el jugo de la vida. Después de una eternidad perturbada por el agudo quejido de aquella elemental maquinaria, el mundo retornó al silencio poco a poco, dejando que el balde de agua, recién salido de las profundidades, se balancease lentamente bajo la herrumbrosa polea sin emitir más que un cadencioso rechinar. Cuando el cubo descansó por fin en el brocal de adobe, los cuervos volvieron a posarse, las luces del amanecer tiñeron de escarlata su alma cristalina y el pasado de una vida, tiempo antes tan ajena a aquel mundo inhóspito y anacrónico, se mostró en el reflejo de unos ojos sin mirada.

I

Ni la claridad de la luna en la inmensidad del oscuro cielo, ni la profundidad de una laguna de negro terciopelo, igualaban el hechizo de los ojos de Lenora. Hechizo completado por el pequeño lunar que adornaba el final de su ceja izquierda. Para Jehan, sin embargo, esos dones no eran más que el brillo de una joya oculta.

—¿Sabéis que últimamente me siento distinta...? Como decís, con ganas de correr y gritar..., como si tuviese una inmensa energía dentro de mí, tan íntima pero a la vez tan especial que quisiera contagiársela a todo el mundo...

Lenora jugueteaba con los dedos en el agua clara de la fuente, y la imagen de su mejor amigo se desfiguraba en una mueca grotesca.

Hacía días que Jehan había visto el cambio. Por otro lado, la relación de Lenora con su prometido, Néstor, el «hombre perfecto», había estado siempre fuera de toda duda. Jehan había llegado a su vida casi por casualidad, pero Néstor había estado siempre ahí, con su enérgica mirada, con su halcón de presa, con su escudo de armas rojo y negro. La hermosura de Lenora y la gallardía de Néstor. No, definitivamente, el Gran Señor no era la causa de la nueva luminosidad de su amiga.

—Vos sois la única persona con la que me siento realmente a gusto hablando... a quien sé que puedo decir lo que de verdad pienso...

Desde que habían tomado la costumbre de verse todas las mañanas en aquella recoleta fuente del barrio artesano, Jehan vivía momentos de máxima euforia ante la simple propuesta de un largo paseo fuera de los muros, así como amargas desilusiones cuando su ángel no tenía más que palabras de elogio para su flamante prometido.

—Para Néstor no soy más que otra de sus posesiones... Bueno, ya os he hablado de ello..., creo que no hago otra cosa que cansaros con mis cuitas... La cosa es que por fin he decidido haceros caso, seguir mi destino, tomar yo las decisiones y... ¡vivir!...

El sol se abría camino hacia su cenit por detrás del donjon de Los Coraceros, dejando a contraluz la poderosa torre, y Jehan se imaginó a su rival observándolos desde las almenas con los brazos en jarras, hermoso, altivo, señor de tierras y gentes, y lo vio saltando al vacío, presa de unos celos irrefrenables, intentando alcanzarlos en su vuelo para romper la magia de su complicidad.

La sombra fugaz de un halcón de presa cruzó el espacio entre los dos jóvenes, cual hilo de telaraña, eficaz e imperceptible.

—Sé que todo esto suena a locura... pero aún hay algo de lo que no os he hablado... Las cosas han ocurrido tan deprisa... Es el sobrino de un amigo de mi padre. Se hospeda con nosotros desde hace días, de paso hacia la ciudad de Esmirna. Es del norte, de un mundo muy distinto al nuestro...

La joven salpicó unas gotas de agua en el rostro de Jehan, como si quisiera aliviar algo de la tensión que endurecía su semblante. Su amigo se relajó, a su vez, en una forzada sonrisa y Lenora creyó ver algo de frustración en quien había dado color a un mundo cegado por el resplandor de la figura de Néstor, quien le había enseñado a disfrutar de cada instante sin temer al futuro, quien había compartido con ella tantos momentos de perfecta compenetración.

—Argal es, como vos decís, una estrella errante... Pero lo más fascinante es que parece conocer mis más secretos pensamientos. Desde que está con nosotros y sé que duerme tan cerca de mis aposentos, sueños perturbadores desvelan mis noches y espero que nazca el día con ansiedad para verle de nuevo...

Las perlas negras de sus ojos brillaban con la humedad de la pasión, mientras la única persona en el mundo a quien podía confiar su secreto le tomaba la mano con ternura, como si quiera hacerle comprender que nunca cambiaría nada entre ellos.

—No entiendo lo que está pasando, pero es tan fuerte que me resulta imposible pararlo... Argal parte al amanecer, y por lo más sagrado tenéis que ayudarme. No me pidáis que medite, sólo cubridme la salida hasta que esté fuera del alcance de Néstor y de mi padre...Cuando esté segura os mandaré razón, y podréis venir a vernos...

El hilo de la telaraña se rompió y un leve latido entre sus manos quiso avisar a Lenora de una íntima traición, pero enmudeció bajo el caluroso abrazo de Jehan, el primero desde que se conocían.

El viento del desierto comenzó su monótono silbido, como todos los días, como cualquier día, y la finísima arena en suspensión enturbió el aire del amanecer hasta dificultar seriamente la visibilidad de cualquier aventurado caminante. Pero aquella sombra conocía cada recodo del camino, cada piedra, cada agujero sorteado tantas veces en la oscuridad. Se protegió el rostro y avanzó renqueante, arrastrando el balde de agua hasta el muro exterior de la abandonada fortaleza, tiró de una soga que colgaba por encima del portón y los recios tablones soltaron un quejido ronco, basculando con estrépito de cadenas y madera y girando verticalmente para permitir el acceso. Desde el hueco de lo que en su día había sido un hermoso ventanal, abierto en la fachada del edificio principal, otra sombra, enmarcada por la titilante luz de una antorcha, observaba la escena en silencio.

 

II

El fuego de las teas iluminaba la calle y extraía reflejos plateados de armaduras y yelmos, los caballos se agitaban molestos por el humo y los hombres tosían impacientándose. Todos sabían que aquella casa pegada al lienzo oriental de la muralla exterior era donde Mulhad, el alfarero, tenía su almacén y lugar de trabajo, pero nadie comprendía por qué se encontraban allí en lugar de estar buscando a la desaparecida hija de Gunnar, la prometida de su señor. La escena se hacía más incomprensible aún si cabe, por cuanto que un imberbe rapazuelo se permitía, antorcha en mano y encaramado en lo alto del tejado, hablarles con total osadía. 

—¡Me sorprende que busquéis aquí a Lenora tan pronto, aunque tenía que saber que, tarde o temprano, la relacionarías conmigo! Si he de ser sincero dudaba que pudieseis ver algo que estuviese más allá de la punta de vuestra espada... o de vuestras narices...

Néstor toleraba la ironía desde su impotencia y maldecía mil veces su excesiva confianza, al no haber intentado evitar aquella incipiente y extraña amistad entre su amada y un vulgar aprendiz de alfarero. Ahora sólo esperaba no tener que lamentarlo más y poderse cobrar con prontitud el alto precio de tamaña arrogancia.

—¡A vos, Gunnar, os diré una cosa: a mí, si me fuera dado por un instante ponerme en vuestro lugar, me daría qué pensar el que la hija de un gran señor, con todo a su alcance, comprometida desde tierna edad con un apuesto y noble caballero, terminase enamorándose... de una estrella errante!...

A la hora de arrepentirse también Gunnar recordaba la partida de Argal esa misma mañana, cuando rechazaba cortésmente la propuesta del muchacho de acompañarle, junto con su hija, a disfrutar de la hospitalidad que su padre estaría deseoso de ofrecer a un viejo amigo. Si hubiese aceptado, ahora estaría paladeando, junto a un buen vino, el recuerdo de añejas aventuras, y quizá así hubiese podido evitar, o al menos demorar, la insolencia de aquel ganapán que se atrevía a gritarle desde la chimenea de un maldito almacén de cacharros y, lo que era peor, a cometer el acto suicida de robarle su tesoro más preciado.

—¡Y vos, Néstor, habéis de saber que conozco a Lenora mucho mejor de lo que nunca conoceréis! ¡Y su cuerpo, tan perfecto en todos sus detalles e inmaculado para tus deseos, pertenece ahora a quién lo merece!...

La ira contenida y el deseo de venganza crecían espesando el ambiente. Los caballos piafaban, las picas entrechocaban, las llamas de las teas crepitaban, la noche se encendía. Los caballeros escucharon la estentórea voz de su señor, que aseguraba un salvoconducto al alfarero a cambio de la libertad de la joven que retenía contra su voluntad. No necesitaban indicación alguna para comprender lo que habían de hacer con el plebeyo una vez estuviese solo.

—¡Lenora nunca volverá con vos! ¡Habéis dejado de ser los protectores de su virtud, y su vida ya no os pertenece! ¡No la busquéis más y dejad que se cumpla por fin su destino!...

Los ojos de Néstor refulgieron de odio a la luz de los hachones y el enorme mandoble de Gunnar rasgó el aire en un arranque de cólera, dispuesto a zanjar el asunto de forma tajante. Sus caballeros desenvainaron al punto los pesados filos y el acero fulguró en la noche, presto a cumplir su amenaza mortal.

—¡No habéis entendido nada, necios; ni tampoco entenderéis lo que a partir de ahora ocurra, pero os aseguro que se os grabará a fuego en esas testas de metal, y ese será mi premio en la eternidad!

Jehan se dejó caer en el interior del almacén con rápido movimiento y, antes de que los que estaban fuera lograsen derribar la puerta, una intensa llamarada se proyectó a través de la única ventana. Un grito atroz escapó de la garganta de Gunnar, y Néstor se apartó, desesperado. Al instante, todo el edificio era pasto de las llamas, mientras una sombra, oculta a todas las miradas, se deslizaba por una cavidad al otro lado de la muralla.

Un pensamiento cruzó la distancia y los ojos de Lenora brillaron con un segundo de nostalgia. Después, se aferró a los hombros de Argal a lomos de un corcel zaíno.

A la luz difusa de una mañana gris, lluvia y ceniza se confundían en el aire, y entre los restos calcinados del modesto taller de alfarero, aparecieron jirones de tela de un vestido de mujer, así como dos cadáveres humeantes unidos en un postrer abrazo.

Una claridad ambarina, somnolienta y espesa, se fundía con los basamentos irregulares del ruinoso castillo, mientras el viento continuaba azotando inmisericorde el único bastión que se atrevía a erguirse en la monotonía del desierto. La figura que portaba el cubo de agua se introdujo en la torre por una puertecilla, atravesó estancias y subió escaleras en la más absoluta oscuridad, hasta llegar a una cámara de gran tamaño, con el techo muy alto, donde ardían numerosas lámparas sujetas a los muros. Se acercó a una marmita puesta al fuego y derramó el agua en su interior enfriando la que ya contenía. A continuación, tanteó un estante hasta capturar una cazoleta, la llenó en el caldero y la llevó hasta otro lugar de la estancia, donde un vaporoso barreño de madera albergaba al único ser humano con el que parecía compartir su existencia.
 
III

Los dos hombres, de pie en la orilla, contemplaban la bruma deslizándose sobre la superficie tranquila del lago. Llevaban allí un buen rato y la humedad comenzaba a introducirse bajo la piel. Se arrebujaron en sus prendas de abrigo y caminaron juntos hasta los caballos, atados entre los abetos que surgían como espectros en la niebla.

—¿No creéis, Jehan, que hace ya demasiado tiempo que venimos manteniendo esta farsa cruel ? Puede que haya llegado el momento de terminar con esto...

La mente del alfarero vagaba entre la amargura y la decepción. Se había tomado mucho tiempo para buscar al hombre adecuado, aquél que fuera todo lo que él no era, aquél que enamorase tan sólo con su presencia. Y se había tomado más tiempo aún para completar su labor instruyéndole en todos los secretos que conocía, traicionando la intimidad de quien había confiado en él, entregándole en bandeja el dulce con el que ahora se relamía.

—Hemos violado demasiadas veces el amor más puro. Ya no puedo enmendar el error que cometí, pero puedo intentar cambiar el futuro, y vos mejor que nadie deberíais entender la razón...

Había creado al candidato perfecto. Argal cumplió su cometido y Lenora se enamoró de una ilusión construida con el brillo de una estrella errante y el alma de un ángel gemelo. Pero toda entrega tenía su pago.

—Sabéis que yo siempre huí de ataduras y romances empalagosos... Para mí éste era un trabajito fácil teniendo en cuenta mis propias dotes y vuestra valiosa información... Además, que paguen por hacer algo agradable siempre se recibe bien. El único problema es que nunca había mantenido tanto tiempo un mismo asunto, y éste se está convirtiendo en algo parecido a una pequeña herida bajo la cota de malla, que no se ve, pero que va haciendo mucho daño a medida que pasa el tiempo...

Jehan había logrado su objetivo: había entrado, mediante el cuerpo físico de Argal, en la Lenora que nunca habría tenido de otra forma. De acuerdo con su pacto, el aventurero, a cambio del salario y los favores de la doncella, narraba con todo lujo de detalles cada uno de los momentos de alcoba compartidos con su amada. Momentos que Jehan guardaba en su memoria como propios, pues al fin y al cabo consideraba que siempre le habían pertenecido. Sin embargo, necesitaba algo más y quizá ahora hubiese llegado el momento de tenerlo.

—Sé lo que sentís por ella Jehan. Vuestra aparente frialdad no puede ocultar esa obsesión que os lleva incluso a utilizar el cuerpo de otro hombre para hacer realidad vuestras propias perversiones. En todo caso, eso es algo que a mí nunca me había importado... hasta ahora...

Miradas de traición evitaron el encuentro y Jehan buscó romper ese breve instante de tensión subiendo a la grupa de su caballo, con la clara intención de dar por terminada la entrevista. El mercenario hizo lo propio y, con las monturas al paso, se dirigieron a la vereda que salía del bosquecillo. La niebla se tragó a los jinetes sin un atisbo de misericordia, pero no impidió que el hilo del destino terminase de urdir la telaraña.

—Podría mentiros y decir que quiero zanjar el contrato, pero no quiero enfrentarme a quien habría de sustituirme para calmar vuestro deseo enfermizo. Voy a permanecer junto a ella... mientras viva, y la defenderé de lo que sea. ¡Tomad vuestros dineros y olvidadla !Es lo mejor que podéis hacer, por ella y por vos mismo...

Hasta llegar al cruce en el que sus caminos se separarían para siempre, entre los dos hombres no hubo más que un espeso silencio, lleno de incertidumbre en la mente de Argal, y colmado por una sola imagen en la de Jehan; la misma que había guiado su vida en los últimos años y que había provocado su felicidad y su perdición: la cálida profundidad, la húmeda intensidad de los más hermosos ojos negros.

—A partir de aquí debo continuar solo. Espero que algún día, cuando vuestra cabeza se enfríe, sepáis entender mi decisión.

Jehan, aún sin descabalgar, pareció volver en sí para implorar una última merced, y logró del caballero el firme compromiso de conducirlo hasta Lenora para que, sin delatar su presencia, pudiese contemplar su belleza por última vez y guardar de ella un nítido recuerdo. Después todo habría terminado y los amantes serían libres de todo contrato.

La rutilante luz de las lámparas acentuaba el claroscuro del gran salón, creando minúsculos reflejos multicolores en el agua jabonosa. Lenora permaneció inmóvil junto a la bañera, hasta que otra mano aferró la suya. Al momento comprendió lo que se esperaba de ella. Se despojó de sus ropas y se introdujo en el agua tibia, junto al hombre que amaba, y al que debía todo lo que de sí misma apenas conservaba.
Había pasado mucho tiempo, aunque para Lenora no fuese más que una sola noche. La misma y eterna noche en que había sido tan brutalmente atacada, sorprendida sin defensa, cuando Argal aún no había regresado, torturada y abandonada a la muerte por un mísero botín. La misma noche en que apareció su salvador; el hombre que curaría sus heridas, que la protegería desde entonces, a pesar de haberse convertido en un despojo humano; el hombre que la amaría con pasión y ternura, sin ver las horribles mutilaciones que desfiguraban su rostro. Lenora jamás tendría noche suficiente para entregarle sus días, por mucho que él nunca le hubiese dejado oír su voz, por mucho que nunca le hubiese permitido tocar su rostro.

Jehan contempló su imagen en el espejo y la de Lenora recostada contra su pecho. Había realizado un buen trabajo en aquel rostro, otrora tan agraciado. Unos párpados cerrados para siempre ocultaban ahora el horror y la tragedia. Ella nunca sabría a quién amaba realmente y, muerto Argal, ningún obstáculo físico, ni propio ni ajeno, impediría ya la consumación de un plan perfecto. Su mirada se desvió hacia la hornacina situada en la pared de enfrente, a unos dos metros de altura, y una extraña sonrisa de satisfacción expresó algo demencial. En un recipiente de cristal, sumergidas en un líquido gelatinoso, giraban dos pequeñas esferas gemelas, antaño los más hermosos ojos negros.

 
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25 comentarios:

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  2. Ufff. Isidoro un relato muy bien escrito con un final que no se espera. Ahora me tengo que ir y tengo que cerrar lo volveré a leer mas detenidamente. Un abrazo

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    1. Muchas gracias por ese tiempo que a todos nos resulta tan caro Mamen, y más por dejar tu comentario. Es un placer tenerte por aquí
      Besos

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  3. Relatos como este hacen que de gusto volver al mundo en general y a la blogsfera en particular. :)

    ¡Menuda montaña rusa!. En el primer párrafo nos sitúas en un paisaje árido, fuera del tiempo, en un páramo desconocido. Por unos minutos esas líneas iniciales engañan a nuestra percepción con la promesa de un relato estático que se desgrana posteriormente como una narración dinámica pero suspendida en una cierta oscuridad, como uno de esos días calurosos en los que la sombra de la tormenta flota en el aire.

    Tu dominio combinando los dos tiempos en los que nos presentas la historia es total, aunque no me sorprende porque nos habías dado muestras de ello en algún que otro relato. No obstante es un placer para los ojos deleitarse en tu control de los detalles y en como dosificas la información para no adelantarnos nada más que lo estrictamente necesario. Por un momento llegas a construir dos crónicas diferenciadas que, como dos caminos que convergen, se unen al final para conformar una amplia senda que nos lleva cómodamente a... ¿dónde?, al terrible e inesperado final.

    A menudo cuando leo alguno de tus cuentos siento que he leído varias historias en una. En esta ocasión enfrento nuevamente esa sensación. Has escrito una historia de terror, pero también una historia de amor (el de Jehan por Lenora), de asfixia, de inocencia (la de Lenora), de un tiempo de mercenarios y honor, de locura (la de Jehan, pero también la de Lenora enamorada de un engaño)...

    Y de nuevo nos llevas de la mano a través de las letras hacia un final inesperado en todo aspecto, nos sorprendes una vez más con el portazo a lo convencional, con la ruptura del tono en el que estábamos inmersos y riegas el almíbar del amor de Johan con la hiel de su locura.

    Nos obligas a despedirnos con el horror de los bellos ojos de Lenora guardados en un frasco y, mientras la puerta del relato se cierra lentamente casi podemos sentir la gélida sonrisa de Johan y la cálida ingenuidad de Lenora en ese perfecto cierre de plano.

    Cómo me gusta leerte amigo... ¡y cuánto lo echaba de menos!.

    Un abrazo grandísimo.

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    1. ¡Cuánto bueno por aquí!
      Me siento muy halagado por tu vista (no es cumplido de esos tan manidos, te lo aseguro), pues con el trabajo acumulado que tendrás (en el buen sentido, claro), es todo un honor el que me concedes al leer mi texto y al dedicarme tan currado comentario.
      Espero que te hayas recuperado totalmente y que pronto nos vuelvas a regalar tus letras.
      Como siempre, muy observadora en tu análisis, por supuesto. Hay muchos sentimientos en el relato. No sólo el enfermizo deseo de Jehan, sino el cándido amor de Lenora, el posesivo Néstor o el leal Argal. Quizás demasiado para tan poco espacio, pensé cuando lo escribía. Lo curioso es que, en mi mente, el relato completo se abrió a partir de imaginarme la escena escrita en cursiva. Mi primera intención era un relato, quizás no de terror, pero sí de algo un tanto "underground" con respecto a la trama aventurero-romántica que, de forma superficial, podría entreverse.
      Tienes razón, no me gustan los convencionalismos.
      Eme, tus palabras son como el agua fresca en ese desierto del relato.
      Me alegro muchísimo verte de nuevo activa.
      Otro abrazo enorme para ti

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  4. Vaya...no sé exactamente qué decir. Un excelente relato, desde luego nada sencillo de asimilar. Tras esa supuesta trama romántica, de celos y rivalidades se esconde algo macabro y retorcido, realmente enfermizo (la posesividad, los celos, la locura supongo, la pasión ciega de él, no de ella). Me parece un relato rebuscado y barroco en esos sentidos y porque además mezclas distintas escenas y tiempos, efectivamente es como una montaña rusa. Quizá vuelva a leerlo. Lo más fuerte para mí no es la violencia que flota ahí entre hombres que pelean por una mujer, ni siquiera las atroces mutilaciones finales, sino los maquiavélicos y retorcidos planes de Jehan y cómo utiliza a Argal para poseerla a su manera y después acabar presentándose como su salvador, ante la inocencia y la ignorancia ante los hechos de Lenora. Realmente es enfermizo, macabro, de locos. Jehan da cierta pena cuando uno lee que la ama en silencio mientras aparentemente ella está fuera de su alcance y para colmo hasta le confiesa haberse vuelto loca por un recién llegado. La ama o por lo menos se ha producido esa complicidad de espíritus mientras que ella está prometida a un poderoso. Bueno, tampoco me siento en el día más lúcido para comentar, es posible que se me hayan escapado bastantes matices. De hecho el párrafo inicial, de gran belleza descriptiva, no puede comprenderse cabalmente en el todo de la narración hasta el final. Y por cierto, de nuevo una maravillosa ilustración, preciosa. Saludos.

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    1. Pues para no saber que decir, tienes mucha labia, amigo. Te agradezco mucho el tiempo que me reservas, pues tus comentarios demuestran una lectura detenida y atenta, el deleite de cualquier escritor o, como yo, humilde aprendiz de ello. Y eso que no te he pillado en tu mejor momento. No puedo por menos que estar de acuerdo contigo en lo enfermizo, macabro, retorcido (todos los epítetos que quieras) del comportamiento de Jehan y, como muy bien observas, mucho peor incluso que la mutilación final es ese retorcido plan en su mente. No son los efectos, sino la horripilante causa que está detrás, efectivamente.
      Casi me pones los pelos de punta, pero agradezco tu valoración. Espero no haber causado demasiado daño en las mentes sensibles.
      Es todo un privilegio, te lo aseguro, contar contigo compañero.
      Ah, y me alegro que te haya gustado la ilustración. En este caso monté la imagen con photoshop, utilizando elementos sueltos que modifiqué y rediseñé a mi gusto. Me gusta la ilustración digital, pero lleva mucho trabajo confeccionar una partiendo de cero (tiempo del que no dispongo), y tampoco quiero simplemente pegar una foto... no sé, prefiero que sea algo más personal y adaptado a la historia.
      Un abrazo

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  5. ¡Me has sorprendido, compañero Isidoro! No en lo relativo a la narración, pues está tan bien cuidada, planteada y escrita como a lo que nos tienes acostumbrados, describiéndonos el paraje y la época en el que se desarrolla la trama con exquisita precisión, usando magistralmente el tiempo presente y pasado. Pero luego está la historia en sí.
    ¡Nos has engañado como a pardillos! Je, je, je. Lo que empieza como el más típico de los relatos de amor y caballería, con ese amable Jehan tan enamorado de Leonor que es capaz de sacrificar su pasión por ver feliz a la dueña de sus pensamientos, se transforma a la mitad de la narración en un secuestro perversa y fríamente planificado. El bueno de Jehan, a la manera del Jekyll y Hyde, engaña a todos, lectores y protagonistas de la historia, urdiendo una compleja tela de araña con la que consigue los favores de su amada aunque sea desde la distancia del cuerpo de un mercenario, y cuando ve amenazada su enfermiza felicidad, no duda en darle una nueva vuelta de tuerca a su perverso plan, con el que nos dejas con la boca abierta y el corazón destrozado, lamentándonos de la pobre e ingenua Leonor que vivirá el resto de sus días engañada por el hombre que mutilara su cuerpo.
    Realmente te has superado, amigo. Aunque debo advertirte que tienes la mente muy retorcida, je, je, je.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Muchas gracias Bruno, por tus siempre cordiales y halagadoras palabras. Sí, creo que a estas alturas ya sabes que no me gusta quedarme en "lo que parece que es" y sí me gusta retorcer, lo rebuscado y barroco, como bien dice el compañero EER RYY. Vale, lo reconozco, a veces me paso un poco. ¿Conoces a Richard Corben? Para mí es uno de los maestros del cómic (aunque he de reconocer que admiro a muchos) y, en este sentido, creo que me siento un poco influenciado por su obra.
      De todas formas intentaré hacer caso de tu advertencia porque... te lo voy a confesar: cuando me planteo un relato de este tipo, la pregunta que me hago para que me surja la inspiración siempre es ¿Qué haría yo? (risa siniestra)
      Un fuerte abrazo amigo

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    2. Algo he leído de Corben, amigo Isidoro, pero voy a intentar ponerme al día ya que me lo recomiendas. Un saludo y cuida esa risa siniestra, que me suena algo resfriada, je, je, je.

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  6. ¡Un relato demencial! En el mejor sentido del adjetivo. Los partidarios de aquello de que en el amor y la guerra todo se vale, deberían echarle una buena ojeada al texto a ver si reconsideran la frase, aunque me temo que más bien encontrarían una justificación para aplicarla y un ejemplo a seguir en esas líneas. Pensar que al principio llegué a sentir pena por el sujeto y su amor silente y no correspondido, en algún momento creí que se sacrificaría al estilo de los desenlaces de las tragedias románticas, pero la verdad nunca se me pasó por la cabeza que fuera el protagonista de un plan tan despiadado y abominable. Qué intriga tan magistralmente urdida, digna de aplausos (y de envidia), y con cuánta astucia. Sí que se te dan muy bien los relatos en partes, con todo y su impecable estructura. ¡Un abrazote, Isidoro!! ;)

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    1. Sí, eso era lo que se podía esperar, ¿verdad? Pues por eso mismo cambié el tono. No tanto por sorprender con el final, sino por trasgredir. Si cuando llegas al final te dices "Pero, vamos a ver, ¿ qué es esto?, ¿no estaba leyendo una historia romántica?", he cumplido el objetivo. Por eso, si tratase de definir este engendro, no diría que se trata de un relato de terror, porque no se infunde el miedo, no se crea la sensación de suspense y tensión propia de ese género. Te lo aseguro, cuando me tocó incluirlo en una de las categorías del blog, no sabía en cual ponerlo, je, je
      Muchísimas gracias por tus estupendos comentarios amiga, no sabes lo que valoro el tiempo que me dedicas
      Un fuerte abrazo

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  7. Suscribo todo lo que te han dicho antes que yo. Es una historia que, a medida que se lee, se va convirtiendo en algo distinto. Al principio, muy hábilmente, por cierto, hiciste que me identificase con Jehan y su amor no correspondido. Admiré su valor para salvar a Lenora y su generosidad. Luego creí que era una especie de Cyrano de Bergerac. Y cuando estaba más encantada con él, me atropella el final. Yo sí que no tengo palabras. Una maravilla. Enhorabuena y un abrazo muy fuerte

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras, siempre tan amables, Ana. Me alegro mucho que te haya gustado. En ese cambio de personalidad (bueno, mejor dicho, en lo que nosotros percibimos de su personalidad) es donde radica la gracia del relato. Nada es lo que parece, podría ser el mensaje final. De todas formas, creo que me ha faltado un poco de espacio y he querido comprimir demasiado la historia y tenía dudas sobre si se comprendería esa enrevesada trama. Me alegra comprobar que, no sólo no le habéis puesto demasiadas pegas los que me leéis, sino que ha gustado bastante y se ha comprendido muy bien. Me doy por muy satisfecho
      Ya sabes que es un placer y un honor tenerte por aquí, Ana
      Un fuerte abrazo

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  8. Muy bueno, has conseguido hacerme sentir un montón de emociones, hasta llegar al final y descubrir a ese malnacido, me faltan las palabras para describirlo.
    Utilizas un lenguaje preciso, rico, que te traslada de tu mano a otros mundos, donde las emociones son intensas y nada es lo que parece.
    Un buen relato con el que consigues mantener la atención a lo largo de todas sus líneas y su final no deja para nada indiferente, al contrario.
    Un saludo

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    1. Efectivamente Conxita, eso mismo acabo de responderle a Ana: nada es lo que parece. Quien al principio parece el amante silencioso, pasa a ser el mayor de los psicópatas. Tiempo de, como muy bien observas, emociones intensas y dramáticas. De todas formas, he dejado un poco a la imaginación del lector, tanto lugar como momento histórico, que bien pude ser real o imaginario, aunque parece más bien estar ambientado en algo parecido a la Edad Media. Te agradezco mucho tu apreciación sobre el lenguaje.
      Muchísimas gracias por tu atención y tu tiempo Conxita. Tengo tus comentarios en muy alta estima, ya lo sabes
      Un abrazo

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  9. Esta vez, más que nunca, una has escrito una mini novela por derecho propio, ¿no te parece Isidoro? Yo quiero los poderes de este señor, Jehan, así cualquiera puede conseguir a Ana, o a quien le de la gana. Y como rima debe ser verdad, es una ley del universo no escrita.

    Muy buen cuento, te debe haber costado un montonazo de trabajo hilar tan finos todos los detalles, y a veces echo de menos en tus entrdas una foto femenina que me ayude a imaginarme -en este caso a Lenora- a tus personajes femeninos más o menos como son dentro de tu talentosa testa. Gracias por alegrarnos con historias tan llenas de vida :)

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    1. Creo que tienes razón Holden, más bien parece una mini novela. Ahora creo que debía de haberle dedicado más espacio porque, como bien has observado, me dio mucho trabajo hilar la trama para que no quedasen aspectos demasiado forzados y algunas veces pensé que no iba a comprenderse muy bien en mi afán de resumir. Bueno, como se suele decir, a lo hecho, pecho (vaya otra rima)
      En cuanto a las imágenes de personajes femeninos, me anoto tu observación. Intento que las ilustraciones reflejen el tema del relato, eso lo tengo claro. En este caso, por ejemplo, se ve el desierto donde queda confinada ella, en el castillo del fondo (donde incluso se puede ver la luz de la antorcha que se describe en el texto) y Lenora yendo a por agua con el balde. Sin embargo, es cierto que la imagen no le hace mucha justicia, pues no se aprecia lo que Jehan vio en ella, je, je. Lo dicho, tomo buena nota de tu sugerencia para próximos relatos
      Un abrazo

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  10. Este es un relato para leer más de una vez, Isidoro, sólo así se aprecian sus numerosos matices. Ante todo debo decir que es un cuento muy trabajado, tanto en cuanto a la trama, los personajes y sus motivaciones y la forma de narrarlo, intercalando pasajes de un tiempo más cercano con hechos pasados. Al principio las incrustaciones en cursiva, que narran el momento presente, despistan un poco pues ni los lugares ni el paisaje ni los hechos narrados concuerdan con el resto, aunque la existencia de la cursiva ya indica al lector que esos pasajes están disociados del resto de la historia. Una vez que se termina la lectura todo cobra sentido.

    Nos relatas en cursiva la reclusión de Lenora a manos de Jehan en un paraje desértico, donde su mundo se define en base a olores, sonidos y oscuridad, en esa “única noche” como magistralmente defines la vida de Lenora al final del relato. La que fuera una chica enamoradiza y con ansias de libertad se convierte en esclava física y psíquica de su captor, supeditada a él en todos los sentidos como se deja entrever cuando se indica que Lenora “al momento comprendió lo que se esperaba de ella”. Trágico destino para un personaje con el que el lector empatiza enseguida.

    La parte de la narración en letra “normal” nos presenta en primer lugar al personaje de Jehan, que junto con Lenora son los dos personajes principales. Al principio aparece como el confidente de la chica, leal y que idealiza su amor sabiendo que nunca será suya. Luego das un giro a su personalidad presentándolo como una persona obsesiva capaz de traicionar a Lenora sólo por el placer morboso de poseerla en el cuerpo de otro hombre. Y finalmente nos retratas la verdadera personalidad de Jehan, obsesionado con sus ojos y con la posesión de Lenora, y que no duda en realizar los actos más crueles con tal de poseerla. Y todo a través de una trama original y enrevesada que sin duda es fruto de un trabajo concienzudo.

    Sin duda un excelente trabajo lleno de matices, en el que se dice mucho más de lo que se cuenta y que da la medida de lo gran escritor que eres.

    Y hasta aquí el capítulo de alabanzas. A veces uno no sabe hasta que punto realizar una crítica sobre aspectos que han gustado menos, pero sabes que me gusta ser sincero cuando comento y creo que hay cierta confianza. En el capítulo II hay algunos hechos que no acabo de comprender del todo, no sé si es que estoy espeso con la lectura o realmente habría que revisarlos, te comento:

    1- Se menciona en el pensamiento de Néstor “La joven que retenía contra su voluntad” ¿Por qué suponen que estaba retenida contra su voluntad, cuando el propio Jehan acababa de decir que la chica se había enamorado de una estrella errante? Todo en el relato indica que la huída es por voluntad propia y así parece que debieran entenderlo Néstor y Gunnar.

    2- Cuando se dice que una sombra se desliza por una cavidad al otro lado de la muralla, refiriéndose a Jehan, en el párrafo siguiente se indica que Leonora y Argal huyen a lomos de un caballo. No sé si la segunda escena está disociada de la primera, o ambos estaban esperando a Jehan para huir los tres. El pensamiento en la distancia parece indicar que ya están lejos, pero si es así el párrafo me parece que está colocado en un lugar que despista al lector.

    3- No acabo de entender el hecho de que aparezcan dos cadáveres calcinados en la casa de Jehan. ¿Quiénes son? ¿se trata de una artimaña de Jehan para despistar a sus perseguidores? ¿quiere decir eso que ha asesinado a un hombre y una mujer ajenos a la historia para cubrirse las espaldas? Si es esto último, a mi modo de ver necesitaría una aclaración y justificación, pues la aparición sin más de los cadáveres queda un poco forzada y sacada de la manga.

    Espero me perdones el haberme tomado la libertad de expresar éstas dudas. Al margen de ello, como he dicho, me parece un genial relato que se saborea de verdad en una segunda lectura y que esconde una riqueza intrínseca que pocos escritores son capaces de conseguir. Un abrazo compañero.

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    1. Madre mía Jorge. Cuando vi tu extenso comentario, supe que, más que eso, lo que tenía delante era una auténtica crítica en toda la extensión de su significado. Te diré que, no sólo agradezco muchísimo la intención y el tiempo que te has tomado en redactarla. Esto es algo por lo que muchos pagarían, así que me considero afortunado por haberlo recibido de regalo.
      Soy consciente de que la estructura en dos narraciones intercaladas, en momentos cronológicos diferentes y que convergían al final, era complicada, de llevar a cabo y de comprender, sobre todo al principio, dónde simplemente lees y te dejas llevar hasta el momento de la comprensión, cuando entonces vuelves a releer. También de que los diálogos en los que sólo se muestra lo que dice uno de los dos personajes que intervienen y la complejidad de la trama, iban a dificultar la comprensión igualmente. Por eso asumía los fallos que pudiera tener desde el mismo momento que terminé una redacción con la que, tu ya lo sabes, nunca quedas satisfecho del todo.
      Has visto muy bien que la parte en cursiva hace destacar los sonidos (en el primer párrafo, casi todas las palabras utilizan las "erres", como chirriante, garrucha, etc., y poco a poco, se nos acerca a la realidad invidente de la protagonista. Era una parte más plástica, más intuitiva. Por otro lado, la narración se centra en las palabras de alguno de los personajes y los pensamientos del otro, de forma que vayamos comprendiendo la psicología de los mismos.
      En cuanto a los inconvenientes, como he dicho por ahí, creo que he pecado de querer sintetizar demasiado, y debería haber escrito un relato más extenso. Creo que tienes razón, pues algunos aspectos han quedado poco claros o cojos. tú los has visto muy bien:

      1-Creo que la confusión se debe a que el engaño es doble. Lenora cree haber convencido a Jehan para que oculte ante su padre y prometido su huída con Argal. Jehan monta la trampa. Ni Gunnar ni Néstor saben nada de Argal. Simplemente piensan que volvió a sus tierras (el padre lo comenta) Piensan que Lenora está retenida por el mismo Jehan, que ha visto transformada su amistad en obsesión (Néstor dice que no tendría que haber dejado medrar aquella amistad) Por mucho que Jehan les diga siempre la verdad (los engaña con la misma verdad) el orgullo de ellos les impide verla. Creo que, de todas formas, todo esto, como dices, queda poco claro y es objeto de revisión.

      2 y 3-Acepto que la colocación del párrafo puede no ser la adecuada. a mí tampoco me convenció, la verdad. Lenora huye con Argal mientras Jehan se queda entreteniendo a los hombres para salir luego por detrás él solo. La trampa consiste en hacer creer que los muertos calcinados son Lenora y el propio Jehan, que en un arranque de locura (después de sus palabras todo es posible) y al verse acorralado, ha preferido morir junto a su amada, a la que tenía retenida (ellos no supusieron hasta ese momento) en ese mismo almacén. Los cadáveres pueden haber sido obtenidos por diversos medios, pero no lo menciono (tu comentario me hace pensar que fue un error) porque, en ese momento, no quiero dejar entrever la verdadera naturaleza del tipo y lo que es capaz de hacer. Sin embargo, acepto la crítica. Es algo forzado y que merece mejor explicación. La verdad es que le di muchas vueltas a la forma de montar el engaño para que todo cuadrase y fue lo único que se me ocurrió.

      Bueno, Jorge, no quiero extenderme más porque esto ya parece un testamento. Sólo agradecerte de nuevo la confianza y la sinceridad con la que me has escrito. Te aseguro que tu crítica tiene un valor inconmensurable para mí. Creo que hasta el mejor escritor comete errores y, el que se ofenda por algo así, o es un necio, o un ignorante. Por mi parte, creo que no soy ninguna de las tres cosas, así que no me queda otra que apreciar en lo que vale tu esmerado trabajo.

      Eternamente agradecido. Un fuerte abrazo paisano

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    2. Bueno Isidoro, sabes que la crítica, como has sabido entender, se hace siempre con el mejor ánimo constructivo. Entre nosotros tendemos a hacernos mucho la pelota, y a mi, aunque por supuesto me gusta que me regalen los oídos, a veces me da la impresión de que las críticas que recibo son demasiado buenas para ser del todo sinceras y me quedo preguntándome si realmente lo que he escrito merece o no la pena. Por eso intento ser honesto en lo que comento. Sé que tú lo has sido también cuando has tenido que comentar algo que no te gustaba o no entendías en mis relatos, y creo de justicia tener la misma actitud leal hacia los tuyos. No obstante, como te he dicho y no es por hacerte la pelota o por quedar bien, creo que es un excelente relato donde se aprecia detrás a un gran escritor. Eres de los autores más solventes que conozco en el mundo bloguero y por eso me tomo tantas molestias en intentar comentarte a fondo. Un abrazo Isidoro.

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    3. Estoy totalmente de acuerdo con tus apreciaciones Jorge. Creo que eres un tipo honesto, y eso no abunda. Por eso estoy encantado y orgulloso de contar con tu opinión y valoración. Igualmente puedes contar con la mía. Muchas gracias por tenerme en tanta consideración amigo.
      Un fuerte abrazo

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  12. Iba a comentar tras leer el comentario de Jorge y tu respuesta. Bien, he leído el comentario de Jorge, pero voy a comentar antes de leer tus respuesta, porque ha preguntado algo en el punto tres que a él no le parece muy bien explicado, y yo creo todo lo contrario, y por eso quiero decir lo que pienso antes de leer tu contestación a esa pregunta de Jorge.
    En mi opinión, no creo que sea necesario aclarar nada sobre los dos cuerpos calcinados; al leer el final, te das cuenta del tipo de hombre que es realmente Jehan, y por lo tanto, es fácil imaginar que asesinara a dos personas ajenas para hacer creíble su plan.
    Por otro lado, también entendí bien la parte en la que la sombra se escapa y se pasa al siguiente párrafo en el que se narra la huida de Lenora con Argal. Lo que hace Jehan en el tejado es despistar la atención mientras ellos dos huyen...
    Y esto son los dos puntos que yo sí comprendí y a Jorge le liaron un poco. En mi opinión están bien expresados, pero Jorge entiende mucho más que yo de esto, así que te digo al oído: (hazle caso a él, jajaja).
    En cuanto a la estructura tengo que decir que me encanta. Yo mismo tengo relatos estructurados de una manera similar, intercalando pasado y presente, incluso futuro, por lo que me parece una gran elección el narrar esta historia de este modo, ya que le viene muy bien a la trama. Dentro de la estructura también destaco la forma de intercalar diálogo con descripciones, unas descripciones que ambientan muy bien y unos diálogos que ayudan a avanzar en la trama de una forma muy natural y creíble, definiendo con ello a cada uno de los personajes.
    La trama compleja, enrevesada casi a los hermanos Coen y Tarantino, está tan bien llevada que deja claro el trabajo que hay detrás. Una historia sólida que no decae en ningún momento.
    Un argumento sacado de una mente llena de imaginación incansable, que nos regala historias tan reales, con personajes tan vivos que da gusto leer.
    Y un final que da un giro al terror, a mi parecer, excelente.
    Abrazo, Compañero.

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    1. Infinitas gracias, compañero. Un gusto tenerte por aquí de nuevo, ya lo sabes. Yo también he estado descolgado unos días y, después de responder a vuestros magníficos comentarios pienso ponerme al día con los relatos, je. Siguiendo tu lectura has comprendido perfectamente mi intención, Ricardo. Si te leíste mi respuesta a Jorge, ya habrás visto que ibas bien encaminado. Esta claro que hay opiniones y formas de ver las cosas para todos los gustos, pero levanta mucho el ánimo cuando alguien las ve como tú las pensaste, je, je. Me alegro que te haya gustado el relato amigo. Efectivamente, se trata de una historia trabajada y pensada, redactada con mimo, como vosotros los lectores, os merecéis, sin duda. Y, por supuesto, ese giro final hacia el terror, le da el toque, ¿verdad? Espero seguir contando con la imaginación suficiente para seguir sorprendiendo, je, je, porque cada vez es más difícil. En cualquier caso, es un placer.
      Hasta la próxima amigo, que será muy prontito
      Un fuerte abrazo

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